Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), anunció el 5 de junio que la institución se encuentra en una “buena posición” para enfrentar la creciente incertidumbre global. Esta afirmación surge en el contexto de la reciente reducción de las tasas de interés, que volverán a ser recortadas, y alimenta las expectativas de que el BCE podría estar listo para hacer una pausa tras un extenso ciclo de flexibilización monetaria.
La tasa de depósito clave se ha disminuido en un cuarto de punto, alcanzando el 2.0%, marcando así la séptima reducción consecutiva y la octava desde junio del año anterior, cuando se dio inicio a este proceso de disminución de costos de préstamos.
Adicionalmente, el BCE ha revisado a la baja su pronóstico de inflación, ahora estimando que el indicador llegará al objetivo del 2.0% en el transcurso de este año. Este ajuste se produce en un contexto en el que la estrategia arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afecta los precios de manera descendente.
Con la inflación estabilizándose tras el incremento posterior a la crisis por Covid-19, el BCE ha cambiado su enfoque hacia facilitar el acceso al crédito. Las políticas arancelarias de Trump intensifican la incertidumbre, poniendo en alerta a los exportadores europeos sobre posibles impactos negativos en el comercio.
A pesar de los retos que plantea la guerra comercial con Estados Unidos, Lagarde expresó un tono optimista al señalar signos de fortaleza en la economía de la zona euro. Además, mencionó que el aumento en el gasto público en infraestructura y defensa podría ofrecer un impulso adicional a la economía en el futuro.
“Estamos en una buena posición para afrontar las condiciones inciertas que se avecinan y creo que estamos llegando al final de un ciclo de política monetaria”, subrayó la presidenta del BCE.
En términos de previsiones, el BCE mantiene su proyección de crecimiento para este año en un 0.9%, señalando que la inflación se sitúa ahora alrededor de su objetivo de 2.0%. Este cambio implica que ya no se considera que la inflación esté “en el buen camino”, ya que en mayo se reportó un índice del 1.9% anual.
En un giro adicional, Lagarde desmintió los rumores sobre la posibilidad de acortar su mandato, luego de informes que indicaban que había discutido la opción de asumir el liderazgo del Foro Económico Mundial. “Siempre he estado y estoy plenamente decidida a cumplir mi misión y a completar mi mandato”, afirmó, reafirmando su compromiso hasta el año 2027.
Este contexto económico se presenta en una etapa de cambios y desafíos, donde cada decisión del BCE podría tener repercusiones no solo en la eurozona, sino en el panorama financiero global. La atención ahora se centra en cómo se desarrollarán estos factores en los próximos meses, mientras el BCE navega por un entorno de creciente complejidad.
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