La Secretaría de Economía ha estimado que el nearshoring, es decir, el traslado de operaciones de empresas extranjeras a países cercanos, como México, representará una inversión de 36 mil 153 millones de dólares en los próximos tres años.
Este fenómeno se ha visto impulsado por la pandemia del COVID-19, que ha llevado a las empresas a replantearse sus estrategias de cadena de suministro y a buscar alternativas más cercanas a sus mercados principales. México ha surgido como un destino atractivo para estas empresas, gracias a su mano de obra calificada, su proximidad geográfica con Estados Unidos y su pertenencia al T-MEC.
El crecimiento proyectado en el nearshoring representa una oportunidad importante para la economía mexicana, ya que se espera que genere empleos y dinamice varios sectores, como el automotriz, el aeroespacial, el electrónico y el de manufactura en general. Además, esta tendencia podría fortalecer la integración económica de la región norteamericana.
Si bien esta proyección es optimista, es importante tener en cuenta que el éxito del nearshoring dependerá de la capacidad de México para mantener un ambiente favorable para la inversión extranjera, así como de su capacidad para enfrentar desafíos como la inseguridad, la corrupción y la burocracia. En ese sentido, será fundamental que el gobierno y el sector privado trabajen juntos para garantizar que estas inversiones se traduzcan en beneficios palpables para la economía y la sociedad mexicana en su conjunto.
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