Brian Armstrong juega con los mercados predicción.

En una reciente llamada de ganancias del tercer trimestre, el CEO de Coinbase, Brian Armstrong, sorprendió a sus oyentes al admitir que se sentía “un poco distraído”. La razón detrás de esta confesión inesperada fue su interés por el mercado de predicciones, en particular, por anticipar qué palabras se mencionarían durante la llamada.

Armstrong aprovechó la oportunidad para pronunciar términos como Bitcoin, Ethereum, Blockchain, Staking y Web3, palabras que los apostadores en plataformas de Kalshi y Polymarket habían anticipado que se usarían. Este acto permitió que algunas apuestas se materializaran, mostrando así cómo la influencia de los ejecutivos puede manipular mercados de este tipo.

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Según informes, un total de $84,000 se había apostado en el resultado de esta llamada, lo que subraya la creciente curiosidad en torno a los mercados de predicción, aunque estos siguen siendo una parte relativamente nicho de las finanzas. Jeff Dorman, director de inversiones en la firma de activos digitales Arca, expresó su preocupación sobre la integridad del mercado, sugiriendo que la acción de Armstrong podría reinterpretarse como una broma poco profesional dentro del sector.

Asimismo, Polymarket calificó las palabras de Armstrong como “un trabajo diabólico”, evidenciando que la manipulación de estos mercados no solo plantea cuestiones éticas, sino que también podría afectar la confianza en el ecosistema de criptomonedas.

A medida que Coinbase avanza en su interés por los mercados de predicción —junto a una inversión significativa en Kalshi y Polymarket—, la firma se encuentra en una encrucijada, donde la innovación y la responsabilidad deben coexistir. Aunque un representante de Coinbase aseguró que la compañía prohíbe la participación de empleados en actividades relacionadas con estos mercados, el incidente generado por Armstrong dejó claro que la línea entre la diversión y la seriedad puede ser peligrosamente difusa.

Esto plantea un interesante debate dentro del sector: ¿se debe permitir que los ejecutivos jueguen con los mercados de predicción y, de ser así, hasta qué punto puede esto ser considerado ético? Mientras tanto, Armstrong respondió a la controversia en redes sociales con un tono ligero, indicando que el comentario fue un acto espontáneo.

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