La emblemática actriz francesa Brigitte Bardot ha fallecido a los 91 años en su residencia de “La Madrague”, en Saint-Tropez, dejando un legado agridulce que abarca desde el cine hasta la defensa de los derechos de los animales. Su partida, anunciada con profundo pesar por la Fundación Brigitte Bardot, marca el adiós a una figura que trascendió su época, consolidándose como un símbolo de la liberación femenina en Francia durante los años 50.
Bardot, conocida por su papel estelar en “Y Dios creó a la mujer”, no solo impactó la industria cinematográfica con su estilo simple y sensual, sino que también fomentó la imagen de lugares icónicos como Saint-Tropez y Buzios en Brasil, donde su fama resonó a nivel mundial. Al enterarse de su fallecimiento, el presidente francés Emmanuel Macron expresó su duelo, catalogándola como “una leyenda del siglo”, mientras que Marine Le Pen, líder del partido Agrupación Nacional, la describió como una mujer “increíblemente francesa: libre e indomable”.
En sus últimos años, Bardot se convirtió en una figura controvertida por sus opiniones sobre política, migración y caza, las cuales le acarrearon críticas y condenas por difamación. Ella misma declaró: “La libertad es ser uno mismo, incluso cuando incomoda”, en el epílogo de su libro “Mon BBcédaire”, publicado en octubre, que refleja su deseo de expresarse sin filtros.
Nacida en una familia burguesa en 1934, su amor por la danza la llevó eventualmente al modelaje y a la actuación. Su matrimonio con el director Roger Vadim la catapultó a la fama, cuando interpretó el icónico papel de Juliette. Con el paso de los años, Bardot no solo se destacaría por su belleza, comparada a menudo con la de Marilyn Monroe, sino que también enfrentaría la presión de la fama y el escrutinio mediático.
Tras más de medio centenar de películas, Bardot decidió retirarse del cine a finales de los años 70. Su último trabajo en “L’histoire très bonne et très joyeuse de Colinot Trousse-Chemise” marcó un hito en su vida, ya que fue durante el rodaje que adoptó un enfoque más serio hacia la causa animal, lo que la impulsó a convertirse en una ferviente defensora de los derechos de los animales. Esta nueva etapa la llevó a fundar su organización en 1986, y sus campañas en contra de la tauromaquia y la caza de elefantes se convirtieron en parte de su legado.
Una de sus aportaciones más notables fue la creación de su refugio para animales, donde dedicó gran parte de su tiempo a la protección de especies en peligro, demostrando que su compasión por los animales era tan intensa como su deseo de romper barreras en el mundo del cine. La activista Ingrid Newkirk, fundadora de PETA, destacó su dedicación y lucha en defensa de los animales, describiéndola como “un ángel”.
Brigitte Bardot deja tras de sí un legado multifacético, marcado por la búsqueda de la libertad y la lucha por los derechos de los seres vivos. Su impacto en la cultura y el cine perdurará, mientras que su voz, aunque a menudo polémica, seguirá resonando en el debate sobre los límites de la libertad personal y la responsabilidad social.
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