Willy Chavarría, un destacado diseñador de moda radicado en París, ha llevado su visión artística a nuevos niveles con su última colección para la temporada Primavera-Verano 2026. En un entorno donde la sofisticación tradicional se encuentra con la vanguardia del streetwear, Chavarría ha logrado crear una estética que no solo celebra la moda, sino que también lanza un poderoso mensaje político.
Mientras se relaja ante un aire acondicionado portátil, el diseñador avanza con confianza: “No están listos para esto. No saben lo que viene”. Esta afirmación anticipa una propuesta que redefine la percepción del estatus y la identidad a través de la moda. Con siluetas de poder y vestidos altamente estructurados, Chavarría ha utilizado una paleta de colores diseñada para destacar en un mundo repleto de uniformidad.
El uso del color, según Chavarría, se convierte en un acto de resistencia, un llamado a reclamar identidades que a menudo son marginadas. “No quería ropa que desapareciera en el entorno. Quería lo contrario: prendas que declaran quién eres”, explica el diseñador, quien ha forjado su camino reinventando ideas visuales convencionales.
Junto a su colaboradora Rebecca Mendoza, Chavarría ha creado piezas que tienen en cuenta cómo las mujeres desean vestirse en lugar de seguir las imposiciones sociales. Su inspiración se encuentra en la era de la liberación femenina, los anuncios icónicos de Guy Bourdin y la colaboración con Charles Jourdan, un nombre que ha sido un referente constante en su carrera. Chavarría se sumerge en la nostalgia de momentos históricos, específicamente aquellos vinculados a la sensualidad y el empoderamiento femenino en el contexto de los cambios sociales.
La colección más amplia de moda femenina hasta la fecha no solo acepta color, sino que lo satiriza. El diseñador toma elementos visuales de espacios elitistas, como los clubes de campo, desafiando el acceso a estos entornos. Con su enfoque, busca redefinir las nociones de estatus a través de una perspectiva que proviene de su propia experiencia y trasfondo. Los colores evocan uniformes de fábricas de épocas pasadas, transformándose a través de lujosos textiles y siluetas amplias que recuerdan a las décadas de 1960 y 1970.
La atención al detalle es evidente en cada prenda, donde los polos de doble capa se combinan con hombros robustos y vestidos que, aunque parecen alejarse del cuerpo, realzan elegantemente la figura. Chavarría enfatiza que esta forma de diseño permite una libertad de movimiento sin sacrificar la elegancia, aspirando a que cada pieza tenga vida propia sobre la pasarela.
La presentación de Chavarría fue impactante desde el inicio. Antes de que el público pudiera observar la colección, hombres en largas camisetas blancas, idénticas y sin adornos, hicieron su entrada. En un acto cargado de significado, se arrodillaron con las manos supuestamente esposadas detrás de la espalda, evocando una representación perturbadora de la realidad de muchos inmigrantes en situaciones de detención.
La propuesta de Willy Chavarría para la Primavera-Verano 2026 no es solo una celebración de la moda, sino una declaración poderosa que invita a la reflexión sobre temas de identidad, resistencia y la historia detrás de cada prenda. Su enfoque fresco y audaz plantea preguntas necesarias en un mundo en constante cambio, donde la moda se convierte en un medio de expresión y reivindicación.
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