La más reciente evaluación de la Reserva Federal revela un panorama preocupante para la riqueza de los hogares estadounidenses. Al cierre del primer trimestre, el patrimonio neto se redujo a 169.3 billones de dólares, una notable disminución comparado con los 170.9 billones de dólares del trimestre anterior. Este retroceso no solo marca el nivel más bajo desde mediados del año pasado, sino que también representa la primera caída en el patrimonio neto de los hogares desde el tercer trimestre de 2023.
Detrás de esta disminución se encuentra una caída significativa de 2.3 billones de dólares en el valor de las tenencias de capital, así como una reducción de aproximadamente 200,000 millones de dólares en el valor de los bienes inmuebles. Este último factor se debe a una persistentemente caída en los precios de las viviendas, que ha continuado por tres trimestres consecutivos.
A pesar de estas cifras alarmantes, la caída de la riqueza puede ser solo momentánea. El S&P 1500, que abarca gran parte del mercado bursátil de Estados Unidos, sufrió una pérdida de alrededor de 2.5 billones de dólares en valor durante los primeros tres meses de 2025. Estas pérdidas estaban vinculadas a las preocupaciones de los inversionistas sobre los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump y su potencial impacto en la inflación y la economía en general. Sin embargo, las recientes políticas de la administración que buscan reducir o pausar ciertos aranceles han reactivado notablemente el índice S&P 500, sugiriendo que el patrimonio neto de los hogares podría experimentar una recuperación en el segundo trimestre.
En cuanto a la situación de la deuda, el informe de la Reserva Federal señala que la deuda interna no financiera total creció a una tasa anualizada de 2.8% en el primer trimestre, una desaceleración considerable en comparación con el 4.7% del año anterior. Este cambio se atribuye principalmente a un menor endeudamiento del gobierno, que ha adoptado medidas extraordinarias para mantenerse por debajo del límite de deuda establecido por el Congreso.
Mientras tanto, la deuda privada no financiera ha mostrado un repunte, impulsada por un crecimiento del 4.8% en la deuda empresarial no financiera, gracias a la emisión de bonos corporativos que ha alcanzado su nivel más rápido en casi tres años. Por el contrario, el crecimiento de la deuda de los hogares desaceleró a 1.9%, la tasa más baja desde el primer trimestre después de las restricciones por la pandemia de Covid-19. También se observó que el crecimiento del crédito al consumo no hipotecario fue el más débil en casi un año, y la deuda hipotecaria también mostró signos de desaceleración.
A medida que se reevaluará el impacto de estas dinámicas en los hogares estadounidenses, es importante señalar que los depósitos de hogares y organizaciones sin ánimo de lucro, que abarcan cuentas de ahorro y corriente, así como fondos del mercado monetario, han aumentado en un 2%, alcanzando un máximo histórico.
La información compartida refleja el estado financiero de los hogares en una fase crítica y subraya las complejidades del entorno económico. Aunque la situación presenta retos, los desarrollos recientes en el mercado bursátil sugieren que un rebote podría estar en el horizonte.
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