Un equipo del Instituto de Geofísica de la UNAM ha logrado un avance sin precedentes en el estudio del volcán Popocatépetl, utilizando tomografía sísmica en combinación con inteligencia artificial (IA). Este innovador enfoque ha permitido observar en detalle el interior del coloso, revelando dos de las tres cámaras magmáticas que se encuentran a profundidades de hasta 10 kilómetros.
La investigación fue presentada por Karina Bernal Manzanilla, doctorante del programa en Ciencias de la Tierra, en un evento que abordó los avances en este campo. Esta importante labor se basa en el análisis de registros sísmicos recopilados entre enero de 2019 y diciembre de 2024 por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), complementados con información previa. El objetivo central: mejorar la resolución y comprensión de la configuración interna del volcán.
Bernal Manzanilla explicó que se han identificado dos reservorios de magma más cercanos a la superficie, lo que confirma hipótesis anteriores. Este magma, sin embargo, no está completamente líquido; se encuentra parcialmente cristalizado debido a la presión, aunque puede calentarse nuevamente y volverse móvil. El constante movimiento de este material se refleja en las emisiones diarias del volcán, lo que plantea dos posibilidades para los especialistas: la existencia de actividad en niveles más profundos o mecanismos internos que permiten que el magma se reactive en estas cámaras.
A pesar de estos avances, la tercera cámara magmática aún no ha sido visualizada, lo que indica que se necesitan más métodos de monitoreo para obtener una imagen clara de las zonas más profundas.
Una de las claves de este logro ha sido el desarrollo de un modelo computacional que “aprende” a diferenciar y reconocer diversos tipos de temblores asociados al volcán. Esta clasificación automática ha permitido construir una tomografía que revela estructuras internas de hasta 30 kilómetros por debajo del nivel del mar, cercano al manto terrestre. Los hallazgos iniciales han sido plasmados en un estudio publicado en la revista Journal of Volcanology and Geothermal Research, mientras que un segundo artículo está en revisión para el Journal of South American Earth Sciences.
Mirando hacia el futuro, el siguiente objetivo de la investigación es evaluar la cantidad de energía que pierden las ondas sísmicas al ascender a la superficie. Este análisis permitirá verificar si las áreas más calientes dentro del volcán coinciden con los resultados obtenidos mediante inteligencia artificial. “Si un material está demasiado caliente, las ondas pierden más energía que cuando está frío”, concluyó Bernal Manzanilla, quien sigue examinando estos datos para validar el modelo.
Con estos esfuerzos, se espera no solo profundizar en la comprensión del Popocatépetl, sino también contribuir a la seguridad y prevención ante posibles erupciones, un fenómeno que, como muestra la historia, puede afectar a millones de personas en la región.
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