Si el pasado jueves 10 de febrero, a la una en punto de la tarde, la Casa Real británica anunciaba el positivo por coronavirus de Carlos de Inglaterra, ahora, exactamente cuatro días después, la misma fuente ha dado a conocer que su esposa, Camila, es quien está infectada de covid-19. Según los portavoces de Carlos y Camila, como recoge EFE, la duquesa de Cornualles “se ha aislado”. “Seguimos las directrices del Gobierno”, han afirmado desde Clarence House.
Si en marzo de 2020 se supo que Carlos tenía covid-19 y, por tanto, esta es la segunda vez que pasa la enfermedad, parece que es la primera para su esposa, de la que hasta el momento se desconoce que se haya infectado anteriormente. El pasado 10 de febrero, cuando se supo del contagio de Carlos, la propia Camila explicó que ella, “afortunadamente”, seguía siendo negativa. Sin embargo, la situación ha cambiado apenas cuatro días después.
El príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles fueron vacunados con la primera dosis en febrero de 2021, mientras que el pasado diciembre dieron a conocer que habían reforzado la pauta con un tercer pinchazo. “Solo podemos instaros a que miréis lo evidente en nuestras unidades de cuidados intensivos”, contaron entonces en un comunicado público. “Quienes no están vacunados tienen al menos 10 veces más probabilidades de ser hospitalizados o de morir que quienes tienen dos dosis”.
Desde el pasado día 10, Camila ha tenido algunos actos oficiales y públicos. El viernes 11 acudió a un centro educacional donde varios refugiados aprendían técnicas de cocina y en el que ella —que posó junto a ellos y sin mascarilla— cocinó arroz iraní junto a ellos.
El positivo de Carlos se comunicó el pasado jueves, apenas unas horas después de que el príncipe y su esposa acudieran a una gran fiesta con decenas de personas —entre ellas varios miembros del Gobierno británico— celebrada en el centro de Londres y donde posaron sin mascarilla ni distancia de seguridad. Y, apenas unas horas antes, Carlos se había reunido con su madre, Isabel II, lo que desató las alarmas sobre un posible contagio de la soberana.
Sin embargo, portavoces del palacio de Buckingham salieron rápidamente a señalar que la soberana estaba siendo monitorizada y que no tenía “ningún síntoma” de la enfermedad, aunque rechazaron explicar si se había sometido a algún test y si había dado positivo o negativo, sacando la atención de la “privacidad médica” de la reina. De hecho, se prevé que este lunes 14 de febrero la monarca vuelva a recuperar su agenda.
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