La reciente pelea entre Saúl Canelo Álvarez y Terence Crawford ha dejado una marca indeleble no solo en el ámbito deportivo, sino también en el contexto cultural que rodea estos eventos. Este enfrentamiento no solo resultó en una derrota histórica para el boxeador mexicano, sino que también trajo consigo un torrente de reacciones fuera del cuadrilátero, especialmente cuando la cantante Fey se vio privada de entonar el Himno Nacional Mexicano antes del combate.
Fey, quien había viajado a Las Vegas para cumplir con la tradición de abrir las peleas de Canelo con el himno, se encontró con una sorpresa desagradable: tras el anuncio de Netflix, que retransmitió el evento, se tomó la decisión de omitir la ceremonia de los himnos nacionales. Esta decisión generó un descontento considerable entre los fanáticos, quienes valoran profundamente este ritual como parte del espectáculo y un simbolismo patriótico, especialmente durante las festividades del 15 de septiembre.
A pesar de no contar con la oportunidad de cantar ante el público, Fey decidió no desaprovechar la preparación previa y compartió un video en Instagram donde se la ve interpretando el Himno Nacional en un ambiente más íntimo, dentro del vestuario de Canelo. Esta interpretación, aunque no fue la esperada, logró captar la esencia de la tradición y fue muy bien recibida, aunque no sin críticas. Algunos internautas notaron un pequeño error de pronunciación en el verso “retiemble en sus centros la tierra”, un desliz que no impidió que muchos admiraran su dedicación a mantener viva esta costumbre.
Mientras tanto, el resultado de la pelea se convirtió en la verdadera sorpresa de la jornada. Terence Crawford se alzó con la victoria por decisión unánime (116-112, 115-113, 115-113), marcando un hito al arrebatarle a Saúl Álvarez los títulos de las 168 libras y convirtiéndose en el primer campeón indiscutido en tres divisiones. Esta victoria no solo fue un golpe para Canelo, sino que también estableció a Crawford como una leyenda en el mundo del boxeo, manteniendo su registro invicto.
El evento, que prometía ser un espectáculo lleno de dramatismo y simbolismo, se vio afectado por la falta del himno nacional, pero culminó en una noche memorable que resonará tanto en los corazones de los aficionados al boxeo como en el legado de los atletas involucrados. La combinación de deportes, cultura y las emociones de los seguidores se unieron en una experiencia que evidenció una vez más la profundidad de la conexión entre el deporte y el patriotismo.
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