La madrugada del domingo 17 de agosto de 2025, un evento significativo impactó a la colonia Villa Española de Matamoros, Tamaulipas. Elementos de la Guardia Estatal llevaron a cabo la detención de Ezequiel Cárdenas Rivera, conocido como “Tormenta Junior”. Este arresto se produjo tras un operativo de vigilancia donde se detectó que el individuo conducía su vehículo en estado de ebriedad.
La detención tuvo lugar a las 12:55 de la madrugada, específicamente frente a una tienda Oxxo. Los agentes, tras interceptar la camioneta de Cárdenas Rivera, realizaron una inspección que culminó con el hallazgo de un arma corta, un cargador y cinco cartuchos. Por consiguiente, tanto el detenido como el armamento fueron puestos a disposición del Ministerio Público de la Fiscalía General de la República (FGR), donde se le trasladó para los procedimientos pertinentes.
El informe de la captura detalla las características físicas de Cárdenas Rivera: mide aproximadamente 1.85 metros, tiene una complexión robusta, tez clara, cabello negro y barba; al momento de la detención, vestía con una camisa y shorts verdes, además de calzado blanco.
Para comprender la relevancia de esta detención, es imperativo considerar el trasfondo familiar de Cárdenas Rivera. Su padre, Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, apodado “Tony Tormenta”, fue un líder prominente del Cártel del Golfo. Nacido en 1962 en Matamoros, Cárdenas Guillén asumió el control de esta organización criminal tras la captura de su hermano Osiel en 2003. Bajo su dirección, el cártel fungió como un actor clave en el tráfico de drogas, extorsiones, secuestros y trata de personas.
Tony Tormenta llegó a su fin el 5 de noviembre de 2010, cuando fue localizado por efectivos de la Secretaría de Marina en Matamoros. En un intenso enfrentamiento que se prolongó por más de dos horas, fue abatido junto a varios de sus escoltas, y se registraron bajas en el personal militar involucrado.
Este contexto asegura que la detención de “Tormenta Junior” resuena con una historia marcada por la criminalidad y la violencia en la región, siendo un recordatorio de la complejidad de los lazos familiares dentro de organizaciones delictivas en México. La situación presenta una oportunidad para reflexionar sobre el legado de violencia que persiste en el país y la lucha constante de las autoridades para abordar la criminalidad.
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