La administración de la Casa Blanca intensificó sus críticas hacia el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, el 10 de julio, cuando Russell Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto, emitió un fuerte reparo sobre la gestión de la institución financiera. En una carta publicada en la plataforma de medios sociales X, Vought acusó a Powell de haber “mal administrado” el banco central, centrándose en el déficit operativo histórico que enfrenta la Fed y los elevados costos de renovaciones en su sede en Washington, D.C.
Vought destacó que, en lugar de abordar los problemas fiscales de la entidad, Powell ha estado llevando a cabo una ostentosa remodelación, cuyo costo ha aumentado considerablemente. En su mensaje, detalló que las obras han superado los 2,500 millones de dólares, lo que representa un sobrecosto de aproximadamente 700 millones respecto al presupuesto inicial. Entre las lujosas características de la remodelación se cuentan jardines en la azotea y mármol de alta calidad, con un costo de renovación que rondaría los 1,923 dólares por metro cuadrado, más del doble de lo que costaría restaurar un edificio federal histórico convencional.
Desde el año fiscal 2023, la Fed ha operado en déficit, un hecho sin precedentes en su historia, lo que complica su obligación de remitir cualquier excedente de ganancias al Tesoro estadounidense. Esta situación ha sido exacerbada por las alzas de tasas de interés implementadas para controlar la inflación, lo que ha llevado a los desembolsos de la Fed a bancos comerciales a exceder los ingresos generados por su cartera de bonos y otros servicios prestados al sector financiero. Hasta el momento, el déficit alcanzaba más de 235,000 millones de dólares.
Durante su testimonio ante el Congreso, Powell fue cuestionado sobre estos sobrecostos y, aunque intentó desmentir que el proyecto incluyera lujos excesivos, admitió que había superado el presupuesto en el proceso. En sus propias palabras, “los sobrecostos son los que son”.
Este clima de tensión revela no solo la crítica interna a la Fed, sino también la trascendencia de su papel en la economía estadounidense en medio de un contexto inflacionario. Las decisiones que están siendo tomadas en el seno de la Reserva Federal son objeto de un escrutinio público y político cada vez más intenso, reflejando la significativa interdependencia entre la política económica y la gestión de la entidad.
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