China revive el excéntrico ekranoplano soviético.

En 2020, un video grabado por un dron sobre una playa en el mar Caspio se volvió viral al mostrar una de las maravillas de la aviación soviética: un Ekranoplano varado. Este ejemplo singular de tecnología de la Guerra Fría fue conocido como un “monstruo marino” y nunca se produjo en masa debido a sus costos prohibitivos. Ahora, cinco años después, China ha decidido revivir este concepto con su propio vehículo híbrido entre avión y barco.

Recientemente, han surgido imágenes del nuevo Ekranoplano chino, un vehículo de efecto suelo (WIG) que puede volar a baja altitud sobre el agua gracias a la “eficiencia del colchón de aire”. El analista naval HI Sutton fue uno de los primeros en identificar este aparato en el mar de Bohai. Las fotografías más recientes han confirmado su diseño como un ekranoplano de grandes dimensiones, con un casco similar al de un hidroavión.

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Este desarrollo marca un punto interesante en la evolución de la tecnología de vuelo, ya que el nuevo vehículo chino presenta similitudes visuales con el AG600, un hidroavión anfibio diseñado para tareas de rescate y logística en el disputado mar de la China Meridional. La tendencia global hacia la revitalización de plataformas de efecto suelo es evidente, y la Unión Soviética ya había explorado esta tecnología en su momento, aunque sin éxito en su adopción a gran escala.

El funcionamiento de estas aeronaves se basa en un principio sencillo: al volar a muy baja altura, aprovechan la capa de aire comprimido que mejora la sustentación y reduce la resistencia. Esto les permite también evitar ser detectadas por radares en tierra, otorgándoles una ventaja táctica estratégica. Aunque no son idóneas para entornos de combate altamente conflictivos, podrían desempeñar un papel crucial en operaciones litorales o semi-permisivas.

En un hipotético conflicto entre China y Estados Unidos, este ekranoplano podría ofrecer grandes beneficios logísticos al permitir el transporte de suministros a áreas costeras remotas, así como funciones de guerra antisubmarina y control marítimo limitado. Su diseño permite rápida inserción y extracción sin necesidad de infraestructura portuaria, lo que resulta en una notable flexibilidad operativa.

Uno de los grandes misterios que siguen envolviendo a este nuevo vehículo es su sistema de propulsión. Las imágenes, aunque de resolución limitada, sugieren la presencia de grandes toberas traseras que podrían indicar un sistema de motores a reacción, hélices adicionales por instalar, o incluso un sistema híbrido.

Además, su diseño también sugiere que podría utilizar materiales compuestos de última generación, lo que incrementaría su eficiencia y disminuiría su firma radar. La aparición pública de este “monstruo del mar de Bohai” genera un interés notable entre expertos y agencias occidentales, quienes seguirán su evolución con atención.

La existencia misma de este ekranoplano evidencia la seriedad con la que China está invirtiendo en capacidades asimétricas que desafían las limitaciones logísticas tradicionales. Aunque no representa en este momento una amenaza estratégica concreta, simboliza las ambiciones tecnológicas y militares de Pekín, ofreciendo un medio de movilidad rápida y sigilosa que opera cerca de sus costas y elude los métodos de detección convencionales.

A medida que continúen surgiendo imágenes y datos sobre este desarrollo, el análisis se volverá más preciso, ofreciendo una visión clara de lo que podría ser un nuevo paradigma en la movilidad militar.

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