Fútbol Femenino en América del Sur: Un Llamado a la Acción Urgente
En julio de 2025, el panorama del fútbol se ha visto dominado por grandes eventos como el Mundial de Clubes y la Eurocopa femenina. No obstante, un torneo crucial ha escapado de las miradas: la Copa América femenina, que se lleva a cabo en Ecuador. Este evento, que debería ser uno de los más destacados del calendario futbolístico femenino en Sudamérica, ha sido opacado por la falta de atención e inversión de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
Desigualdades Notables
El contraste entre la Eurocopa y la Copa América es alarmante. Mientras que en Suiza los estadios están llenos, y los récords de asistencia se rompen, en Ecuador los partidos se disputan en estadios semivacíos, con escasa promoción y venta tardía de entradas. En su debut, la selección española tuvo una audiencia televisiva que superó los dos millones de espectadores, incluso eclipsando otros eventos deportivos importantes. En cambio, la visibilidad de la Copa América femenina se limita a transmisiones en plataformas de pago, lo que dificulta su seguimiento.
Oportunidades Perdidas
El impacto económico que podría derivarse de un torneo bien promovido es significativo. Según un estudio realizado por Nielsen, el fútbol femenino podría entrar en el top 5 de los deportes a nivel global hacia 2030, atrayendo a más de 800 millones de aficionados. Sin embargo, la Conmebol parece no estar consciente de esta inminente ola de interés, perdiendo la oportunidad de mejorar la situación del fútbol femenino en el continente.
Causas del Estancamiento
Una preocupación central es el persistente machismo en el fútbol sudamericano, que se refleja tanto en los despachos como en las canchas. Estas estructuras obstruyen el avance del deporte femenino, y también contribuyen a que la Conmebol no retome el compromiso necesario hacia este ámbito.
Las críticas hacia la organización del torneo en Ecuador han sido numerosas. Aparte de la falta de promoción, las jugadoras enfrentaron condiciones inadecuadas durante la competición, incluyendo el uso de estadios de inferior categoría y la falta de tecnología como el VAR en las fases iniciales. Este tipo de descuidos pone en evidencia una falta de respeto hacia el talento y la dedicación de las futbolistas.
Un Futuro incierto
A pesar de los esfuerzos de muchas jugadoras, la realidad se mantiene: el fútbol femenino en Sudamérica carece de las condiciones necesarias para desarrollarse de manera profesional. Sin inversiones y sin compromiso por parte de las entidades más poderosas, el camino hacia una mejora significativa permanece cerrado. Las niñas soñadoras que aspiran a brillar en las canchas continúan enfrentándose a un sistema que no les ofrece oportunidades.
El éxito latente del fútbol femenino debería ser un catalizador para un cambio estructural. Ahora, más que nunca, es fundamental que se impulse la inversión y atención hacia el fútbol femenino, no solo para elevar su calidad, sino para equiparar el panorama competitivo en América del Sur y dar a mujeres y niñas la esperanza de un futuro más prometedor.
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