El fútbol mexicano se encuentra ante un desafío monumental, especialmente en un 2026 que promete ser de alta carga competitiva. Con el inicio del torneo Clausura de la Liga MX, la Copa de Campeones de la CONCACAF y los partidos preparativos para el Mundial de la FIFA, los equipos deben estar preparados para un semestre intenso y exigente. Este periodo, que abarca desde enero hasta mayo, podría poner a prueba la resistencia y la planificación de los clubes como nunca antes.
Las primeras jornadas del Clausura 2026 se llevarán a cabo entre el 9 y 18 de enero, seguidas de una pausa para partidos amistosos de la Selección Mexicana, antes de que la liga se reanude el 30 de enero. Este protocolo, sin duda, afectará a los equipos en terminos de su disponibilidad de jugadores, ya que los seleccionados no podrán participar en la fase final, conocida como Liguilla.
Durante la reciente Asamblea de Dueños de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), se confirmó que solo seis de los 18 clubes participarán en la Concachampions, pero todos tienen la responsabilidad de preparar a sus jugadores para ser convocados a la selección. Este aspecto representará un factor determinante, especialmente para equipos como América, Toluca, Chivas y Cruz Azul, que el pasado torneo se situaron entre los seis mejores.
Los expertos apuntan que los clubes deberían haber anticipado esta carga de trabajo y tomado decisiones desde hace tiempo. Ángel Palma, un destacado asesor en la industria del fútbol, subraya que “se debió planear un plantel que pudiera suplir las ausencias”. La incertidumbre sobre las reglas también añade presión, ya que hay rumores sobre la posibilidad de incorporar refuerzos de equipos eliminados en la Liguilla.
Además, la Selección Mexicana, ahora bajo la dirección de Javier Aguirre, planea reunir a sus convocados con cinco semanas de anticipación, lo que impediría que los jugadores seleccionados participen en partidos cruciales. Esto representa un reto no solo para entrenadores como Antonio Mohamed, de Toluca, que ya expresó su inquietud por la programación del torneo, sino para todos los clubes que buscan competir en múltiples frentes.
La carga de partidos podría llevar a los jugadores a un mínimo de 30 encuentros en menos de cinco meses, un escenario que exige a las directivas una meticulosa planificación física para prevenir lesiones. Tal como señala Palma, “en la Liga MX los jugadores no están acostumbrados a una carga intensa de partidos”, lo que aumenta la necesidad de una gestión adecuada de los recursos humanos disponibles.
A medida que se aproxima el mercado de invierno, que abre del 1 de enero al 9 de febrero, los clubes tienen la oportunidad de hacer ajustes. Pumas, que no clasificó a la Liguilla en 2025, ya ha tomado medidas al incorporar tres nuevos jugadores, lo que podría ayudarles a retomar protagonismo. Sin embargo, el tiempo limitado de esta ventana de transferencias significa que las decisiones deben ser estratégicas y no reactivas.
A medida que se acerca la temporada, se intensifica la expectativa para ver cómo los clubes se adaptan a un calendario tan apretado. Las decisiones que tomen en las próximas semanas serán cruciales para enfrentar la complejidad de un semestre en el que cada partido podría ser decisivo no solo para la clasificación a la Liguilla, sino también para el rendimiento en el ámbito internacional. En un deporte donde cada detalle importa, la planificación adecuada podría marcar una diferencia significativa entre el éxito y la mediocridad.
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