El entramado criminal del narcotráfico en México se ha complejizado con el paso de los años, adaptándose a nuevos modelos de negocio que le permiten expandirse y operar con un margen mayor de impunidad. Un claro ejemplo de esta evolución lo representa la operación del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más poderosas y temidas tanto en México como a nivel internacional. Según informes recientes, el CJNG ha adoptado un modelo de operaciones similar al de las franquicias, lo que le ha permitido extender su influencia y actividades ilícitas a lo largo del territorio mexicano e incluso más allá de sus fronteras.
Este modelo de “franquicias criminales” permite al CJNG delegar responsabilidades y operaciones en grupos locales, quienes operan bajo su nombre y siguen sus directrices a cambio de soporte, protección y, por supuesto, una participación en las ganancias generadas por actividades como el tráfico de drogas, secuestros, extorsiones, entre otras. Esta estructura ofrece al cartel mayor flexibilidad, dificulta las operaciones de la ley para desmantelar la organización completa y profundiza la raíz de la violencia y el narcotráfico en múltiples regiones.
Este innovador, pero perturbador modelo de operaciones, ha sido analizado y confirmado por agencias internacionales, destacando la Agencia de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) en sus informes sobre el narcotráfico. La adopción de este sistema no solo demuestra la capacidad del CJNG para adaptarse y sobrevivir ante las presiones del gobierno y las fuerzas de seguridad, sino que también subraya la magnitud del desafío que representa para México y la comunidad internacional.
El impacto de este modelo de operación va más allá del ámbito del narcotráfico, afectando severamente la seguridad pública, la justicia y el tejido social de las comunidades donde estas franquicias operan. La violencia generada por las disputas entre el CJNG y otras organizaciones criminales por el control territorial, así como contra las fuerzas del orden, ha resultado en un alarmante número de víctimas, desplazados y violaciones a los derechos humanos.
La adaptación del CJNG a este modelo de franquicias destaca la necesidad imperante de una estrategia integrada y multinacional para combatir el narcotráfico. No solo se trata de cortar el suministro de drogas o desarticular las redes existentes, sino también de entender y contrarrestar las dinámicas económicas y sociales que permiten a estas organizaciones florecer. La cooperación internacional, el fortalecimiento de las instituciones de justicia, y el desarrollo de comunidades resilientes son elementos clave en la lucha contra este fenómeno que sigue desafiando la paz y la seguridad en México y más allá de sus fronteras.
En conclusión, el modelo de franquicias adoptado por el CJNG no solo cambia el panorama del narcotráfico en México, sino que también presenta nuevos desafíos para su combate. Es un recordatorio de que la innovación en el mundo criminal requiere de respuestas igualmente innovadoras por parte de las autoridades y la sociedad civil para proteger a los ciudadanos y fortalecer el estado de derecho.
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