El reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras su visita a Colombia ha generado una notable inquietud respecto a la situación fiscal del país. Este análisis ha levantado alertas sobre las “pocas posibilidades” de mantener el acceso a la línea de crédito flexible que estaba disponible para Colombia.
Apenas se conocieron las conclusiones, el Gobierno, a través del Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, decidió cancelar esta comodidad crediticia que había sido aprobada en abril de 2024 por un total de 6,133.5 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), equivalentes a aproximadamente 8,100 millones de dólares en aquel momento. Sin embargo, se expone que esta acción no tendrá significativas repercusiones debido a la robusta liquidez que le brindan las reservas internacionales.
El FMI, en su consulta del Artículo IV, ofreció un mensaje mixto. Si bien celebró el avance de la economía colombiana y el control inflacionario, también advirtió sobre desafíos derivados del debilitamiento fiscal, destacando que en un año preelectoral hay factores externos que alimentan la incertidumbre, como la disminución en la inversión privada.
Los ejecutivos del FMI señalaron con preocupación que, a raíz de desvíos fiscales y la eventual suspensión de la regla fiscal, la política tributaria del país ha presentado un deterioro significativo desde que se solicitó la Línea de Crédito Flexible en 2024.
En respuesta a esta evaluación, la decisión del Gobierno de suspender el préstamo refleja un reconocimiento crítico sobre el acceso perdido a este instrumento financiero. A pesar de que el mercado había anticipado tal decisión, expertos como Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, subrayan que esto es una llamada de atención sobre la fragilidad de las finanzas públicas y la urgencia de implementar un plan de ajuste fiscal sostenible.
Desde el Banco de la República, su gerente general, Leonardo Villar, resaltó que la fortaleza de las reservas internacionales—que actualmente ascienden a 65,500 millones de dólares—es un respaldo suficiente que valida la decisión tomada. Este nivel, logrado mediante un programa de acumulación en 2024, ha sido complementado por la rentabilidad de los portafolios que, solo en 2024 y hasta la fecha, ha alcanzado los 4,500 millones de dólares.
A pesar de este respaldo, el presidente de Anif, José Ignacio López, enfatizó la importancia de conservar el acceso a estos recursos en situaciones adversas, destacando que perder esta posibilidad es un aspecto a considerar para la estabilidad económica futura.
Así, la situación fiscal de Colombia y su relación con el FMI son temas que continuarán en el centro del debate nacional, marcando un camino donde la prudencia y la planificación fiscal emergen como imperativos para el futuro económico del país.
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