En una fresca mañana de septiembre, la Academia Mexicana de la Lengua (AML) celebra sus 150 años de existencia. La casona histórica ubicada en Donceles 66, un lugar emblemático que ha pasado por diversas etapas, se prepara para recibir a académicos y miembros del gremio en una sesión solemne. Tras años de litigio y cambios, este edificio, que alberga una rica historia, vuelve a ser el hogar de la vasta biblioteca de la AML, la cual ha sido reconstituida después de haber estado dispersa durante casi dos décadas.
Alejandro Higashi, un filólogo y académico, junto al bibliotecario Filiberto Esquivel, llega con entusiasmo a organizar los aproximadamente 55,000 ejemplares que componen la biblioteca. “Es la primera vez que tenemos reunida la biblioteca. La mitad estuvo en diversas sedes, mientras que la otra parte quedó en bodegas,” explica Higashi con satisfacción.
En el interior, la Sala de Lectura guarda verdaderas joyas literarias. Libros eruditos, diccionarios, obras de académicos y escritos sobre el español, especialmente el de México, conforman un acervo invaluable. Higashi detalla cómo han clasificado las publicaciones de los miembros, asegurando que cada libro merece su lugar en este espacio renovado.
Una de las piezas más destacadas es el Acta Constitutiva, una obra manuscrita fechada el 11 de septiembre de 1875, que ha recibido un cuidadoso proceso de restauración. Filiberto Esquivel muestra con orgullo los procedimientos que garantizan la preservación del documento, utilizando papel japonés y un pegamento especial no invasivo.
La riqueza de la historia hispanohablante también se representa en tarjetas autógrafas del destacado historiador y filólogo Joaquín García Icazbalceta, quien compiló términos y definiciones que más tarde ayudarían a constituir un diccionario.
El legado del escritor Federico Gamboa no se queda atrás, pues una de sus obras, Santa, está presente en forma de un borrador manuscrito, donde se aprecia el arduo trabajo del autor en una época en que la mecanografía era una novedad.
Una joya más de la AML es un ejemplar de La Eneida, de Virgilio, impresa en 1500, que representa el libro más antiguo de su colección. Este incunable, aunque restaurado, conserva su esencia y nos habla de tradiciones literarias que han perdurado hasta hoy.
El trabajo de Higashi y Esquivel no solo se centra en la organización, sino también en la digitalización de este valioso patrimonio. La conmemoración de los 150 años de la AML no sólo es un hito en su historia, sino una celebración de su resistencia y relevancia cultural en el panorama actual.
Donceles 66 se vislumbra como el nuevo hogar de una biblioteca destinada a seguir enriqueciendo el conocimiento sobre la lengua y la literatura hispánica. En un momento de conmemoración, se reconoce la labor que han realizado aquellos que han contribuido durante más de un siglo y medio a preservar la cultura literaria en México, solidificando el compromiso de la Academia en el futuro.
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