El reciente Grito de Independencia en México marcó un hito histórico al ser presidido por Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar la presidencia del país. Este evento, que desde tiempos de Porfirio Díaz ha representado la reafirmación de la unidad y la soberanía nacional, fue transformado por la mandataria en un acto cargado de simbolismo y relevancia social.
Al gritar las tradicionales consignas de “¡Viva la Independencia!” y rendir homenaje a figuras históricas como Hidalgo, Morelos, Allende y Guerrero, Sheinbaum tomó la decisión significativa de incluir a Josefa Ortiz bajo su apellido de soltera, Ortiz Téllez-Girón, en lugar del de su esposo. Este gesto representa un rompimiento con la costumbre patriarcal, fortaleciendo la visibilidad de las mujeres en la narrativa histórica de la independencia.
Además de las figuras emblemáticas, la presidenta reconoció a Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina, insurgentas que han sido relegadas en la memoria colectiva, además de hacer un llamado a las heroínas anónimas, mujeres indígenas y migrantes. Su mensaje culminó en la invocación de valores universales como la dignidad, libertad, igualdad, democracia y justicia, pilares fundamentales de su gobierno.
Un detalle inédito de esta ceremonia fue la escolta del Heroico Colegio Militar, compuesta únicamente por cadetes mujeres, un paso significativo hacia la inclusión en un ámbito tradicionalmente masculino. Este cambio no solo subraya el papel de las mujeres en la historia, sino que también reafirma la idea de que la patria se construye colectivamente, reconociendo la diversidad de su población.
La imagen de la presidenta junto al retrato de Josefa Ortiz fue particularmente poderosa, simbolizando la conexión entre la historia y el presente, y destacando el empoderamiento femenino en el ámbito político. Este acto de Sheinbaum se diferencia drásticamente de los enfoques de sus predecesores. Si bien Porfirio Díaz centró el evento en los héroes varones, y otros como Lázaro Cárdenas y AMLO introdujeron elementos más sociales y diversos, Sheinbaum logró un enfoque que resalta la inclusión femenina y el reconocimiento de grupos históricamente marginados.
Así, en este primer Grito, Claudia Sheinbaum redefine el nacionalismo mexicano, abriendo espacio para una visión más inclusiva que celebra no solo la historia militar, sino también la diversidad y el papel crucial de las mujeres. En un contexto donde el reconocimiento de las luchas por la igualdad es más relevante que nunca, este evento se convierte en un reflejo del camino que aún queda por recorrer en la construcción de una sociedad equitativa y justa.
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