Gabriel de la Mora presenta su innovadora exposición La Petite Morte en el Museo Jumex, que se adentra en dos décadas de su trabajo artístico, destacando la exploración de materiales inusuales como alas de mariposa, cabello humano y obsidiana. Esta muestra se inauguró recientemente y estará abierta al público hasta el 8 de febrero de 2026 en el recinto ubicado en la colonia Granada de la alcaldía Miguel Hidalgo.
El curador Tobias Ostrander destaca que la exposición busca abordar la obra de De la Mora desde una perspectiva más sensual y erótica. El nombre de la muestra proviene de un eufemismo francés que describe el orgasmo, sugiriendo así un entrelazamiento de placer estético y erótico. A través de cerca de 90 piezas, divididas en seis secciones temáticas —Cuerpos, Borradura, Calor, El filo del deseo, Tacto y Placer del espectador—, el artista examina conceptos como la muerte y el deseo, planteando preguntas sobre las obsesiones que sostiene su trabajo.
Entre las obras más significativas se encuentra Memoria I, que reproduce los cráneos de sus familiares más cercanos. Para esta pieza y otra titulada 1951-G.M-25-1993, el artista exhumó los cuerpos de su padre y una hermana fallecida al nacer, utilizando cabello humano para dar forma a su retrato, reflejando su emblemático estilo de dibujo. Esta inquietante pero profunda conexión con sus ancestros es un hilo conductor que recorre su propuesta creativa.
También se exhiben trabajos que utilizan materiales de origen natural. De la Mora crea collages con alas de mariposa recolectadas tras la muerte natural de estos insectos, mostrando patrones y texturas propias de cada especie, como en 100 II Ca. Eu., que refleja la iridiscencia de la mariposa Caligo eurilochus. La artista se distancia de las prácticas convencionales, ya que su enfoque busca experimentar con la naturaleza misma, expandiendo las nociones de lo que puede considerarse pintura.
La instalación B-55 izq./ 55 der. ofrece una reflexión única sobre el sonido y el contacto físico a través de antiguas telas enmarcadas que muestran las marcas dejadas por las ondas sonoras. Esta obra invita al espectador a meditar sobre la presencia y ausencia del contacto físico en nuestra vida contemporánea.
A lo largo de la exhibición, se pone de relieve la diversidad de materiales que utiliza De la Mora, desafiando las categorizaciones tradicionales del arte. La mediadora de sala, Fernanda Flores, subraya que el arte del mexicano no se puede clasificar en un solo estilo, debido a su amplia gama de experimentación material.
El artista comparte que su proceso creativo está intrínsecamente ligado a la idea de que lo que otros ven como un final, él lo interpreta como un nuevo comienzo. Su obra, rica en simbolismo y reflexión, invita al espectador a cuestionar lo que se da por sentado sobre la vida y la muerte.
Con esta ambiciosa exposición, Gabriel de la Mora no solo rinde homenaje a sus raíces familiares, sino que también nos invita a reflexionar sobre la intersección entre la estética y el erotismo en la experiencia del arte. La Petite Morte se erige como un espacio de diálogo entre el espectador y la obra, un lugar donde el deseo, la memoria y la exploración de la naturaleza convergen, haciendo de esta experiencia algo verdaderamente único.
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