La creciente guerra comercial impulsada por el actual gobierno de Estados Unidos ha comenzado a dejar huella en el crecimiento económico mundial. Según un estudio reciente de la OCDE, se espera una notable desaceleración en la expansión económica global, siendo Estados Unidos el que enfrenta la situación más adversa. Las proyecciones apuntan a una drástica caída del crecimiento estadounidense, que pasaría de un 2.8% en 2024 a solo 1.6% este año.
En un giro significativo tras su ruptura con Trump, Elon Musk advirtió que los aranceles impuestos durante la administración del expresidente podrían llevar a una recesión en la segunda mitad del año. Este aviso resuena en un consenso internacional creciente, que sugiere que las actuales tendencias recesivas deberían llevar a las autoridades estadounidenses a reconsiderar su política arancelaria. Sin embargo, tanto los aranceles como la migración siguen siendo dos puntos focales para Trump, lo que dificulta cualquier cambio en esta dirección.
A pesar de esta adversidad, existe la posibilidad de alterar la situación. Estados Unidos representa el 15% del comercio mundial; si los países que controlan el 85% restante se coordinan para imponer sus propios aranceles a los productos estadounidenses, podrían obligar a un retroceso en las políticas actuales del gobierno estadounidense.
La retórica anti-migración de Trump ha estado acompañada de medidas severas y una criminalización de las protestas por parte de los ciudadanos. En particular, ha culpado al gobernador de California por su postura favorable hacia la migración, una actitud que resulta esencial tanto para el estado como para el país. El gobernador, por su parte, ha respondido calificando las amenazas de Trump como un claro paso hacia el autoritarismo.
En medio de las detenciones masivas de migrantes mexicanos en Estados Unidos, la presidenta de México ha enfatizado la necesidad de retomar el diálogo y trabajar en una reforma migratoria integral. Se ha indicado que, de llevarse a cabo deportaciones masivas—afectando a entre 1.3 y 8 millones de personas—podría resultar en un impacto significativo en el Producto Interno Bruto (PIB) de EE. UU., con estimaciones que apuntan a una reducción de entre el 1% y el 7%.
Además, las decisiones tomadas por Trump, a menudo en respuesta a la presión de sectores económicos como la agricultura y el turismo, muestran un enfoque en la negociación constante, donde nada parece definitivo.
Las relaciones entre México y Estados Unidos se ven profundamente afectadas por la naturaleza impredecible de las decisiones de Trump. Los aranceles obstaculizan el comercio exterior, la menor actividad económica impacta en las remesas, y las resistencias hacia la inversión extranjera directa complican aún más el panorama. A su vez, la disminución de ingresos en el sector turístico refleja el costo de la situación actual.
A nivel global, se pueden observar las tendencias de despotismo al estilo ruso y un ascenso imponente de China, mientras que Estados Unidos parece adoptar un enfoque de retirada, dejando un rastro de tensiones internacionales. La democracia en este contexto dependerá de la solidaridad de aquellos países que han sido marginados, así como de la búsqueda de nuevas soluciones que permitan reparar y reorientar el presente global.
Esta información, aunque relevante hasta la fecha de su publicación original en 2025, invita a una reflexión sobre las dinámicas comerciales y políticas actuales que siguen moldeando el futuro del comercio internacional.
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