En la antesala del Congreso Internacional de la Lengua (CILE) que se llevará a cabo en Arequipa, Perú, un conflicto sin precedentes ha surgido entre dos de las instituciones más prominentes en la defensa y promoción del español: la Real Academia Española (RAE) y el Instituto Cervantes. Este enfrentamiento, que ha captado la atención de académicos y lingüistas, se ha intensificado con intercambios de acusaciones y descalificaciones que han dejado perplejos a muchos.
El origen de esta disputa se remonta a un evento informativo en Madrid, donde el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, fue contundente al criticar a Santiago Muñoz Machado, actual presidente de la RAE. García Montero, quien asumió el cargo en 2018, expresó su preocupación sobre el enfoque de la RAE, cuestionando si esta institución, bajo la dirección de un catedrático de derecho administrativo, se estaba alejando de su misión fundamental de preservar la lengua. En sus declaraciones, enfatizó la necesidad de colaboración y respeto, sugiriendo que el actual clima de competencia perjudica la unidad del español.
Poco después, la RAE no tardó en responder. En un comunicado oficial, la Academia expresó su “absoluta repulsa” hacia los comentarios de García Montero, calificándolos de “incomprensibles” y “desafortunados” justo antes del inicio del CILE. La RAE, que se considera un bastión en la defensa del idioma español, defendió el papel de su presidente como un académico distinguido, subrayando su experiencia y premios en ensayos e historia, lo cual refuerza su legitimidad para liderar.
Además, la RAE hizo hincapié en que el CILE representa una oportunidad crucial para la cultura hispánica, criticando abiertamente cómo las declaraciones de García Montero podrían enturbiar este evento significativo. En su conclusión, la RAE sugirió que las diferencias entre su labor y otras instituciones dedicadas al español son evidentes, insinuando que su trabajo tiene un prestigio y calidad que no se puede equiparar.
Este intercambio no solo revela tensiones entre dos grandes instituciones, sino que también pone de relieve la complejidad y dinamismo del panorama lingüístico en el mundo hispanohablante. La controversia ha suscitado un amplio debate en los círculos académicos sobre la dirección futura del idioma y cómo estas instituciones pueden colaborar para fortalecer la lengua española en un contexto global.
A medida que se aproxima la fecha del CILE, será interesante observar cómo este conflicto influye en la conversación sobre el español y su evolución, ya que el idioma sigue siendo un elemento fundamental en la identidad cultural de numerosos países hispanohablantes.
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