Contradicciones y desasosiego: razones ocultas.

Los seres humanos a menudo enfrentamos un profundo malestar cuando nuestras creencias chocan con nuestras acciones o experiencias. Esta tensión interna, conocida como disonancia cognitiva, puede ser incómoda y difícil de soportar. El término fue introducido en 1957 por el psicólogo Leon Festinger y ha sido fundamental en la psicología moderna. Para entenderlo, él utilizó la fábula de “La zorra y las uvas”, donde un animal hambriento concluye que las uvas que no puede alcanzar no están maduras en un intento de reducir su frustración.

Essencialmente, la disonancia cognitiva actúa como un mecanismo de defensa mental que busca mantener nuestra autoimagen y coherencia interna. Por ejemplo, si una persona se considera amable pero actúa de manera brusca, puede justificarse pensando que la otra persona lo merecía. Del mismo modo, quienes predican el cuidado del medioambiente pero viajan en avión frecuentemente pueden convencerse de que “un vuelo no causará daño”.

Related posts

Rivian otorga a RJ Scaringe paquete de $5B.

7 noviembre, 2025

Washington Post confirma filtración de datos de Oracle.

7 noviembre, 2025

Sin embargo, no todos responden a esta disonancia de la misma manera. Algunas personas pueden tolerar contradicciones sin excesivas molestias, mientras que otras, especialmente aquellas con autismo, pueden experimentar un intenso conflicto interno ante la más mínima incoherencia. Estas personas a menudo presentan una necesidad compulsiva de orden y consistencia, lo que se relaciona con la teoría de la “coherencia central débil”. Esto implica que, frente a cambios sutiles o normas sociales poco claras, pueden sentir confusión y estrés, ya que su percepción prioriza lo concreto y literal.

La vida cotidiana está repleta de contradicciones que pasan desapercibidas para algunos, pero que pueden convertirse en verdaderas fuentes de conflicto interno para quienes poseen un pensamiento más lógico y lineal. Esto incluye aquellas situaciones en que se hacen cumplidos sin sinceridad, o cuando se utiliza humor sutil o sarcasmo. Para muchos, esto se considera parte de la socialización normal, pero para las personas autistas puede ser percibido como un campo minado.

La disonancia cognitiva resulta más acentuada en este contexto, dado que las personas autistas suelen mostrar una menor propensión a los sesgos cognitivos, lo que les lleva a cuestionar y no aceptar fácilmente las incoherencias en su entorno. Sin embargo, este nivel de honestidad, que es admirable en muchos aspectos, puede convertirse en una carga constante si el entorno social no es claro y cohesivo.

Una estrategia comúnmente adoptada por muchas personas autistas es el “masking” o enmascaramiento. Esto implica imitar comportamientos socialmente aceptables y ocultar sus verdaderas emociones, lo cual puede ser útil para adaptarse, pero tiene un costo emocional significativo. Cada gesto forzado y cada interacción manipulada genera una acumulación de disonancia que puede llevar a estrés y ansiedad elevada.

A lo largo del tiempo, muchas personas autistas optan por limitar su interacción social, no por falta de deseo de conectar, sino como un mecanismo de supervivencia en un mundo que les parece caótico. La búsqueda de entornos claros y relaciones estables se convierte en fundamental para su bienestar.

El sufrimiento que enfrentan algunas personas autistas frecuentemente proviene más de las expectativas sociales que de sus propias percepciones. En nuestra sociedad, se valoran la flexibilidad y la adaptación, muchas veces a expensas de la claridad. Esto castiga a quienes son más afectados por la falta de estructura, creando un entorno menos habitable.

Entender la disonancia cognitiva no solo es esencial para aquellas personas con neurodivergencia, sino también para todos nosotros. Es fundamental crear espacios donde la transparencia y la lógica sean valoradas y donde las diferencias en la manera de percibir el mundo sean comprendidas y aceptadas. Esto no solo beneficiará a las personas autistas, sino que contribuirá a una sociedad más inclusiva y comprensiva.

Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.