La expansión de los asentamientos israelíes en la ocupada Cisjordania ha alcanzado niveles alarmantes, siendo este el punto más alto desde al menos 2017, según un informe reciente del jefe de las Naciones Unidas. En 2025, se han promovido, aprobado o licitado planes para casi 47,390 unidades de vivienda, un notable aumento en comparación con las aproximadamente 26,170 del año anterior.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado esta expansión “implacable”, argumentando que no solo aviva las tensiones en la región, sino que también obstaculiza el acceso de los palestinos a sus tierras y amenaza la viabilidad de un Estado palestino plenamente independiente y soberano. Las cifras presentadas reflejan un incremento marcado en relación a los años previos, donde el promedio de unidades añadidas entre 2017 y 2022 fue de 12,815 al año.
Es importante señalar que, excluyendo Jerusalén Este, que fue ocupado y anexionado en 1967, cerca de 500,000 colonos israelíes residen en Cisjordania junto a aproximadamente 3 millones de palestinos. Esto está intensificando la ocupación israelí, vulnerando el derecho internacional y socavando el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Guterres también ha destacado la creciente escalada de violencia en Cisjordania, atribuyendo parte de esta crisis a las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel en el norte de la región. Estas acciones han resultado en un número elevado de muertos, desplazamientos y destrucción de viviendas e infraestructura. Desde el inicio del conflicto en 2023, desencadenado por un ataque de Hamás, al menos 1,022 palestinos, tanto combatientes como civiles, han perdido la vida a manos de tropas o colonos israelíes en Cisjordania, según datos del Ministerio de Salud palestino. En ese mismo periodo, al menos 44 israelíes han sido asesinados debido a ataques palestinos o durante operaciones militares israelíes.
La situación en Cisjordania continúa deteriorándose, lo que hace necesaria una atención internacional urgente y un compromiso en la búsqueda de una solución duradera que respete los derechos de todas las partes involucradas. Esta dramática evolución destaca la complejidad del conflicto y la urgente necesidad de diálogos y esfuerzos concertados hacia la paz.
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