En el marco actual del gobierno, la subordinación se ha vuelto la única forma de operar en diversos niveles institucionales. Recientemente, el Instituto Nacional Electoral logró evitar una reforma significativa, gracias a un cambio en su presidencia que resultó favorable para los intereses del gobierno. Sin embargo, esta tregua contrasta con la postura de la Suprema Corte, que ha demostrado una independencia que la ha alejado de la influencia presidencial, marcando un precedente bajo una reforma que refleja cierto resentimiento.
Dentro del ámbito financiero, el Banco de México ha mantenido su autonomía, en gran medida debido a la composición de su equipo directivo, que se alinea con las necesidades del gobierno. Este argumento fue respaldado por Claudia Sheinbaum, presidenta del país, quien durante la conmemoración del centenario de la institución afirmó: “Aquí la autonomía no necesariamente significa descoordinación; al contrario”. Esto plantea un interrogante: ¿se trata realmente de una coordinación institucional o de un alineamiento hacia políticas monetarias más flexibles con el objetivo de fomentar el crecimiento económico?
Aunque la Secretaría de Hacienda se encuentra formalmente subordinada al gobierno federal, esto no significa que la gestión de las finanzas públicas esté completamente bajo control de Palacio Nacional. Históricamente, se ha observado que las decisiones financieras a veces responden más a cálculos electorales que a una estrategia económica sostenible, lo que ha llevado a la dilapidación de recursos en obras de infraestructura innecesarias y un gasto excesivo en programas asistenciales, complicando así la salud macroeconómica del país.
A medida que se avanza en esta nueva etapa, se percibe una mayor confianza en los expertos en finanzas, aunque la reciente inclusión de temas fiscales en las disposiciones presupuestarias, anticipada por la consejera jurídica de la presidencia, podría generar inquietudes. El anuncio de cambios en el Impuesto Especial sobre Bebidas Azucaradas ha acaparado titulares, pero las modificaciones cruciales en la Ley Aduanera son, sin duda, de mayor relevancia.
Es evidente que los diputados de Morena, alineados con la directiva desde Palacio, han recibido instrucciones precisas para manejar las propuestas legislativas, desestimando la influencia de cabilderos y asumiendo un rol más pasivo en el proceso legislativo. Este enfoque plantea dudas sobre la comunicación entre los técnicos financieros y las decisiones políticas, lo cual podría enviar un mensaje negativo a los mercados.
Existen inquietudes sobre el aumento en impuestos a bebidas azucaradas como medida para controlar su consumo, especialmente considerando que una gran parte de la economía permanece en la informalidad, donde el crimen organizado produce versiones piratas de estos productos. Asimismo, la aplicación de aranceles a las importaciones chinas podría perturbar cadenas productivas, aunque parece ser una estrategia para salvaguardar la relación con Estados Unidos.
En resumen, el proceso legislativo y la toma de decisiones fiscales deben ir acompañados de una comunicación efectiva que conecte las recomendaciones técnicas de los expertos con las acciones del gobierno. La falta de estas conexiones podría reflejar una desconexión entre la práctica técnica y la política, afectando la estabilidad financiera en el país. La fecha de publicación de esta información es 2025-09-01 23:38:00, y se recomienda mantenerse informado sobre cualquier desarrollo actual para un análisis más completo.
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