En México, la celebración del Día del Mediador no está profundamente institucionalizada, aunque se conmemora el 21 de enero en coincidencia con el Día Internacional de la Mediación en Europa y también el 21 de septiembre en el marco del Día Mundial de la Paz, reconociendo así la valiosa labor de los mediadores. Recientemente, el estado de Chihuahua ha dado un paso significativo al declarar oficialmente el 21 de septiembre como el Día Estatal del Mediador, con el objetivo de promover una cultura de paz y justicia alternativa dentro de su jurisdicción.
En este contexto, la nueva dirección del Centro Público de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias del Poder Judicial de la Federación, liderada por la Maestra Hilvia Díaz Garay, está organizando la Semana Nacional de la Mediación. Esta semana cuenta con una serie de eventos en ciudades como Monterrey, Oaxaca, Puebla y Ciudad de México, donde expertos nacionales e internacionales compartirán su conocimiento sobre temas pertinentes a la mediación.
Sin embargo, surge una inquietante pregunta: ¿a quién celebramos, dado que la figura del mediador ha sido eliminada por la Ley General de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias que entró en vigor en enero de 2024? La conmemoración del Día Mundial de la Paz nos invita, tanto a gobiernos como a la ciudadanía en general, a reflexionar y a llevar a cabo acciones que fomenten la paz y el entendimiento.
En un mundo donde la violencia, el odio y la polarización se han vuelto comunes, la urgencia por promover la concordia se hace palpable. Las autoridades, comunidades, familias y educadores tienen un papel fundamental en este esfuerzo. Es esencial elevar la voz contra la discriminación y el acoso, así como cultivar el respeto y la diversidad en nuestras interacciones cotidianas.
Este llamado a la acción es especialmente relevante en el contexto mexicano, donde el actual gobierno parece disminuir la importancia de la paz y fomentar la polarización social. Un ejemplo preocupante es la propuesta reciente para reformar la Ley de Amparo, un pilar del sistema de justicia que ha protegido los derechos ciudadanos desde 1857. Si esta reforma es aprobada, podría erosionar severamente el acceso a la justicia y debilitar las salvaguardias que protegen los derechos individuales frente al abuso de poder.
En tiempos complejos, es vital actuar para disminuir la violencia y promover la armonía en todos los niveles. A partir del 22 de septiembre, que marca el inicio del otoño, una estación que simboliza renovación y esperanza, se nos recuerda que la paz es posible y que la unidad es esencial para superar las crisis actuales.
Es un momento propicio para practicar la cultura de la paz y trabajar juntos por un futuro donde la justicia y el entendimiento prevalezcan.
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