Desde hace algunos años, los adorables y enigmáticos muñecos conocidos como Labubu han ido ganando popularidad, siendo vistos colgando de los bolsos de celebridades e influencers alrededor del mundo. Esta tendencia, que ha alcanzado su cúspide a inicios de 2025, ha llevado a un notable aumento en las ventas, que se han cuadruplicado en lo que va del año. Algunas marcas de lujo, como Louis Vuitton, no han podido resistirse a esta fiebre, ofreciendo sus propias versiones de estos muñecos en forma de charms para bolsos.
Louis Vuitton ha presentado a Vivienne, su mascota icónica, en un formato de charm que se une a la tendencia de los Labubu. A pesar de la variedad de diseños disponibles, los precios son drásticamente diferentes. Un Labubu tiene un precio de entre 25 y 35 euros, mientras que un charm de Louis Vuitton puede costar entre 850 y 1.400 euros, dependiendo de los materiales utilizados, que van desde poliéster hasta piel de becerro y pelo de visón.
El éxito de Labubu no es solo una curiosidad de consumo; marca un cambio en la percepción de productos originarios de China. Estos muñecos, que han capturado la atención de un público masivo, destacan por su diseño ambiguo, lo que les permite trascender las connotaciones tradicionales asociadas con los productos chinos. Este fenómeno llega en un momento en que la imagen de China ha mejorado gracias a la influencia de fenómenos culturales como TikTok y videojuegos de éxito, como “Black Myth: Wukong”.
Sin embargo, la incursión de marcas de lujo en esta categoría también refleja una preocupación por las ventas en el mercado chino, que han disminuido notablemente en el primer trimestre. La economía ralentizada ha llevado a una caída en la demanda de bienes de lujo, lo que representa un reto significativo para grandes conglomerados como LVMH, donde se ha registrado una reducción del 11% en sus ganancias en Asia-Pacífico.
La empresa responsable de Labubu, Pop Mart, ha visto un crecimiento impresionante en las ventas desde el lanzamiento de estos muñecos en 2024, generando en ese año un impacto equivalente a 355 millones de euros solo en China. De acuerdo con las cifras más recientes, las ventas globales han crecido un 480% este año. Sin embargo, el aumento de la demanda ha dado pie a un problema creciente: las falsificaciones. A lo largo de lugares como Chinatown en Nueva York, se pueden hallar numerosas copias de Labubu que no son auténticas.
En España, el interés por estos muñecos se encendió a finales de 2024 con la apertura de la primera tienda de Pop Mart en Barcelona. Las colas que formaban los fanáticos ya indicaban que se trataba de un fenómeno en ascenso. Actualmente, los Labubu están agotados en casi todas las tiendas, y plataformas de compraventa como Wallapop están inundadas de ofertas, a menudo a precios significativamente más altos que los originales. Además, la alta demanda ha dado lugar a la proliferación de sitios fraudulentos que venden productos falsificados y pueden comprometer los datos personales de los consumidores.
Este fenómeno global representa no solo una tendencia de consumo, sino también un reflejo de cambios económicos y culturales que podrían tener implicaciones más amplias en la dinámica del mercado internacional y la forma en que percibimos los productos de origen chino.
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