La salud pública en México enfrenta un desafío crítico que se manifiesta en la pérdida de recursos valiosos, como es el caso del plasma residual. Este componente, que debería ser aprovechado en lugar de ser destruido, representa un símbolo de la ineficiencia dentro de un sistema cuya logística y gestión es insuficiente. Cada año, el país incurre en gastos sustanciales al importar terapias vitales derivadas de este plasma, mientras una porción significativa de la materia prima local se pierde en una costosa cadena de desperdicio.
La reciente Iniciativa de Reforma a la Ley General de Salud, propuesta en septiembre por el Ejecutivo, brinda una oportunidad única para abordar esta problemática. Al incluir un enfoque en la gestión de hemoderivados, la reforma no solo busca mejorar la eficiencia, sino que también reconoce la dependencia de México en la importación de productos cruciales, como inmunoglobulinas y factores de coagulación, como una amenaza a la seguridad nacional y a la sostenibilidad financiera del sistema de salud.
El verdadero desafío no radica en la tecnología para el fraccionamiento del plasma, sino en la falta de una gestión logística adecuada y la necesidad de voluntad política. En el modelo actual, el plasma, que tiene un alto valor biológico, se convierte en un residuo precioso simplemente por la incapacidad del sistema de salud para implementar una cadena de frío y trazabilidad efectivas que faciliten su recolección y procesamiento.
Los costos de esta inacción son alarmantes. Primero, hay gastos operativos significativos relacionados con la destrucción segura del plasma que no es apto para transfusión. Este gasto representa un desperdicio de recursos sobre materiales que tienen un valor intrínseco. En segundo lugar, la falta de un sistema unificado de gestión impide consolidar el plasma necesario para cumplir con los requerimientos de fraccionamiento industrial. Finalmente, la dependencia externa se traduce en un riesgo financiero enorme, ya que el sistema de salud se convierte en rehén de los precios y la disponibilidad en mercados internacionales, afectando tanto al erario como a los pacientes.
Para revertir esta situación, se requiere un modelo disruptivo que transforme el desperdicio en una economía circular en el ámbito de la salud. La reforma a la Ley General de Salud ofrece la posibilidad de reducir la dependencia de los mercados internacionales para los hemoderivados. La solución no es que el Estado construya por sí solo una planta de fraccionamiento, un proyecto que implica una inversión monumental con un retorno incierto. En cambio, una colaboración público-privada sería más eficiente y pragmática, bajo un esquema de rectoría bien definido.
Este nuevo enfoque debe basarse en tres pilares esenciales. Primero, es fundamental establecer un Sistema Nacional de Gestión de Plasma que garantice trazabilidad, calidad y adecuadas condiciones de almacenamiento de todo el plasma residual en los bancos de sangre. Esto debe alinearse con los esfuerzos regulatorios de la COFEPRIS, asegurando que el plasma cumpla con estándares internacionales.
En segundo lugar, se debe crear una Asociación Estratégica con la iniciativa privada. El Estado necesita diseñar un mecanismo transparente de colaboración, permitiendo que empresas nacionales o internacionales inviertan en la construcción de plantas de fraccionamiento a cambio de garantizar un suministro a precios justos para el sector público.
Por último, el modelo debe fomentar una economía circular de la salud que elimine costos de destrucción y logística. Monetizando el plasma residual, se generaría valor en el país, reduciendo gradualmente la dependencia de importaciones y liberando así recursos para mejorar la infraestructura necesaria en el sistema de salud mexicano.
Este enfoque se alinea con la estrategia de sostenibilidad sanitaria que debe adoptar México ante la reconfiguración de las cadenas globales. La dependencia de terapias críticas importadas se traduce en un riesgo constante que podría acentuarse en tiempos de crisis geopolítica o sanitaria.
Al final, la gestión local del plasma no solo es una necesidad económica, sino un imperativo para fortalecer el sistema de salud nacional. La actual reforma en discusión brinda una ventana importante para transformar el plasma residual en un activo estratégico. Como bien se ha dicho, “Una meta sin plan es solo un buen deseo”.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.




![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Cascadas-ocultas-perfectas-para-nadar-aventura-350x250.jpg)
![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Canada-retiene-a-Marcelo-Flores-de-Mexico-350x250.jpg)


![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Detalles-de-evento-fecha-horario-ubicacion.com2Fe82F4b2Fab02b1e4411ea60d529d8edfb5942Fd-350x250.jpeg)
![[post_tittle]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Cinco-estilos-sofisticados-con-pantalones-blancos-para-resaltar-en-otono-invierno-350x250.jpg)
![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/63-conductores-de-transporte-publico-positivos-en-Puebla-350x250.webp)
![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Google-adquiere-creditos-de-carbono-de-reforestacion-amazonica-350x250.jpeg)


