El panorama fiscal en México se encuentra en una fase de ajuste significativo, con el gobierno tomando decisiones cruciales para contener el gasto público y así disminuir el déficit, lo que es parte de un esfuerzo dirigido hacia la consolidación fiscal a lo largo del presente año. Según reportes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), durante el primer semestre se registró un gasto público de 4 billones 570,288 millones de pesos, lo que representa una caída del 3.8% en comparación con el mismo período del año anterior.
Este descenso en el gasto se vio acompañado de un notable subejercicio; es decir, los recursos utilizados fueron menores a los presupuestados, alcanzando una cifra de 286,885 millones de pesos. La SHCP subrayó que estos resultados se alinean con los compromisos fiscales aprobados por el Congreso y destacó los ahorros en el costo financiero como un factor clave para garantizar la continuidad de servicios públicos esenciales y programas sociales.
El déficit fiscal, medido por los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), experimentó una reducción pronunciada, ubicándose en 567,562 millones de pesos, un descenso del 32.9% en comparación anual. Al concluir junio, los balances fiscales indicaron un rendimiento mejor al esperado, con un déficit presupuestario de 192,000 millones de pesos, que fue inferior a lo proyectado, y un superávit primario de 172,000 millones de pesos, superando las expectativas del calendario fiscal.
En términos de deuda, el saldo histórico de los RFSP alcanzó los 17.7 billones de pesos, marcando un aumento anual del 6.8%. Este incremento se observa en medio de recortes en el gasto programable —destinado a servicios directos a la ciudadanía—, donde la cifra se situó en 3.8 billones de pesos, una reducción del 6% anual, acompañada de un subejercicio de 266,804 millones de pesos. La inversión en infraestructura, un rubro vital para el crecimiento económico, se vio afectada, alcanzando los 399,711 millones de pesos, lo que refleja una caída del 30.4% en comparación con el año anterior.
Desde Hacienda, se argumentó que la brusca disminución en la inversión se debe a que el año anterior se caracterizó como “atípico,” al estar asociado con inversiones de la administración anterior. Se destacó la necesidad de evaluar las cifras en el contexto apropiado y se argumentó que esta disminución no es un debilitamiento de la inversión, sino parte de una programación más amplia y estratégica del gasto público.
A su vez, el gasto no programable, excluyendo el costo financiero de la deuda, fue de 775,864 millones de pesos, lo que significa un incremento del 2.7% anual, mientras que el costo financiero de la deuda ascendió a 700,474 millones de pesos, experimentando un crecimiento del 10.8% anual.
Este análisis resalta un momento de transformación fiscal en México, donde la gestión de recursos se vuelve crítica en el marco de una economía que busca equilibrio sin poner en riesgo la oferta de servicios fundamentales para su población. La información provista refleja un esfuerzo coordinado por mantener la estabilidad fiscal mientras se navega por un contexto económico desafiante.
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