La Ciudad de México, en su actual estado, puede evocar imágenes similares a las de una posguerra. Este fenómeno urbano, que se manifiesta a través de vallas imponentes y grotescas, ha transformado el paisaje de la capital en un entorno desolador y deprimente. Residentes y visitantes se enfrentan a un escenario que refleja un estado de incertidumbre y desorden.
Durante años, el Palacio Nacional y los emblemáticos monumentos de la ciudad, como el de la Revolución y la Glorieta del Ahuehuete, han estado rodeados de estas vallas, creando un espectáculo que muchos consideran una ofensa estética. La avenida Reforma, reconocida por su belleza arquitectónica, ahora aparece como un espacio desfigurado. Las calles aledañas a la embajada de Estados Unidos se encuentran igualmente marcadas por este fenómeno, donde el desvío del tráfico parece no tener una justificación clara.
Estas estructuras no son meras barreras físicas; representan un golpe a la sensibilidad estética y cultural de la ciudad. En lugar de ofrecer protección, se perciben como muros que niegan el diálogo y la interacción social en un contexto democrático. La pregunta que surge es: ¿qué se protege realmente con estas vallas? ¿Es el patrimonio histórico o la estabilidad del poder actual?
Históricamente, Tenochtitlan se caracterizó por sistemas de muros que resguardaban la vida y el equilibrio cósmico, defendiendo a sus habitantes de las inundaciones. En contraste, las vallas contemporáneas no protegen, sino que asfixian, convirtiendo el espacio urbano en un campo cercado por el miedo oficial a la protesta.
La Ciudad de México, en su esencia, debería ser un lugar que invite a ser vivido, habitado y disfrutado. La imposición de vallas en sitios históricos no solo enajena a sus ciudadanos, sino que también transforma estos espacios en lugares de coerción y control, donde el miedo al desorden se impone sobre la libertad y la estética. La grandeza de la ciudad queda oculta tras un telón de acero, y el Zócalo, antiguo centro del universo y símbolo de la nueva era en México, se convierte en un espectáculo de concierto más que en un espacio de contemplación.
La esencia de cualquier ciudad radica en su capacidad de generar asombro, orgullo y un sentido de pertenencia. La imposición de barreras físicas en los espacios destinados a la convivencia social revela más sobre los temores del poder que sobre la protección de sus monumentos. En este contexto, es fundamental recordar que las ciudades no deben ser solo estructuras de concreto, sino espacios que fomenten la felicidad y la esperanza hacia el futuro.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.




![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Ejidatarios-de-Tlahuapan-bloquean-Mexico-Puebla-350x250.webp)
![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Descubre-Puebla-y-sus-Joyas-Turisticas-350x250.png)

![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Donde-ver-gratis-el-partido-hoy.com2F9c2F232Fee815fc64a22a3ad2dae920869192F2-350x250.jpeg)

![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Datos-tarifas-y-detalles-del-concierto.com2F5d2Fcb2F7ddb2eb0448ca7c0b0b580cbefa12Fa-350x250.jpeg)


![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Como-y-cuando-seguir-EN-VIVO-J17-350x250.jpg)

