El Departamento de Energía ha implementado una controversia lista de términos prohibidos, bajo la dirección de un alto funcionario designado por Trump. Este listado ha sido distribuido a través de un correo electrónico dirigido a la Oficina de Eficiencia Energética y Energías Renovables (EERE). Esta medida ha suscitado inquietudes, especialmente porque incluye términos que muchos podrían considerar políticamente neutrales.
Entre las palabras que se han declarado como “a evitar” se encuentran: cambio climático, verde, descarbonización, transición energética, sostenibilidad, subsidios, desgravaciones fiscales, y huella de carbono. Curiosamente, también se prohíbe el uso del término “emisiones”, a pesar de que su definición en el diccionario sugiere un significado neutral. Cabe recordar que en 2007, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que los gases de efecto invernadero no son meramente emisiones, sino que pueden ser regulados como contaminantes del aire.
La EERE fue creada a finales de la década de 1970, resultado de la fusión de varias agencias gubernamentales en respuesta a la crisis energética de 1973, que provocó un drástico aumento en los precios del petróleo. Su misión ha sido fomentar las energías renovables y la eficiencia energética, con el objetivo de estabilizar la economía estadounidense frente a las fluctuaciones de los mercados de materias primas.
La administración de Trump ha posicionado la economía estadounidense en una dirección opuesta, favoreciendo el aumento del uso de combustibles fósiles. En sus discursos y comunicados oficiales, el ex presidente ha calificado las iniciativas relacionadas con la transición energética como un “engaño verde”. En un reciente discurso en las Naciones Unidas, Trump criticó a los países que están invirtiendo en tecnologías como la solar, la eólica y las baterías, amparándose en la premisa de que “su país va a fracasar”.
A pesar de esta retórica contraria, la inversión global en energías renovables alcanzó un nuevo récord en la primera mitad de 2025, con un crecimiento del 10% respecto al año anterior, totalizando $386 mil millones. Este auge en la inversión ha sido impulsado principalmente por el crecimiento de la energía eólica marina y la solar a pequeña escala.
Este contexto revela tensiones significativas entre las políticas energéticas actuales y el creciente reconocimiento de la importancia de la sostenibilidad, en un mundo donde la inversión en energías limpias sigue creciendo a pasos agigantados. La evolución de estos temas indudablemente seguirá siendo un punto focal del debate energético en el futuro cercano.
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