El 11 de octubre, el mundo reconoce el Día Internacional de la Niña, un momento crucial para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las jóvenes en su acceso a una educación de calidad. Este año, la atención se centra en cuestiones clave como la educación financiera y la integración en el mercado laboral, donde las disparidades que comienzan en la infancia se extienden a lo largo de la vida, limitando la participación y el desarrollo profesional de las mujeres.
Según ONU Mujeres, las jóvenes entre 15 y 24 años enfrentan el alarmante hecho de tener el doble de probabilidades de estar fuera del sistema educativo y laboral en comparación con sus pares masculinos. En 2023, se registró un 28% de mujeres jóvenes que no estudiaban ni trabajaban, frente a solo el 13% de hombres en la misma situación.
Graciela Rojas, fundadora de Movimiento STEM, subraya la importancia de preparar a las niñas desde edades tempranas en competencias relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) y habilidades socioemocionales. Esta preparación es fundamental para que sean competitivas en mercados donde la inteligencia artificial y la automatización predominan.
A nivel global, una de las barreras más significativas es el acceso a la tecnología. ONU Mujeres informa que el 90% de las adolescentes en países de bajos ingresos carecen de acceso digital. Además, las niñas realizan 160 millones de horas más que los niños en tareas domésticas y de cuidado no remunerado, lo que restringe su rendimiento escolar y, posteriormente, su acceso a carreras mejor remuneradas.
Los datos proporcionados por la OCDE revelan que solo el 8% de las niñas tiene la intención de estudiar carreras STEM, en comparación con el 27% de los niños. Esto se traduce en que, a nivel global, solo el 31% de los estudiantes que cursan estudios superiores en el ámbito STEM son mujeres, y apenas un 3% opta por especialidades en tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Las consecuencias de esta baja representación no solo afectan los ingresos. En el sector STEM, donde los sueldos pueden superar los 40,000 pesos mensuales, la reducción de la presencia femenina significa que millones de mujeres continúan enfrentando limitaciones en su movilidad y estabilidad laboral.
Cerrar esta brecha no es solo necesario desde una perspectiva de equidad, sino que también tiene un impacto económico significativo. Según un informe de McKinsey, eliminar la brecha de género podría agregar hasta 12 billones de dólares al PIB global y 800 mil millones al de México. Con el 65% de los empleadores del país señalando dificultades para encontrar talento adecuado, la inclusión se convierte en una estrategia económica urgente.
Graciela Rojas enfatiza que el Día Internacional de la Niña debe ir acompañado de acciones concretas para derribar estereotipos y barreras estructurales que impiden que las niñas alcancen su máximo potencial. Invertir en habilidades y una educación de calidad desde la infancia es fundamental para asegurar un retorno social y económico a largo plazo.
Es esencial que la sociedad tome medidas eficaces, ya que la educación y la preparación son las piedras angulares para un futuro en el que las niñas puedan prosperar en cualquier campo, especialmente en aquellos donde actualmente están subrepresentadas.
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