El ciclo de ingresos por intereses de la banca mexicana se encuentra en un momento particular, marcando una etapa de desaceleración que podría definir el futuro cercano del sector. Hasta 2024, los ingresos acumulados superaron los 1.79 billones de pesos, y aunque continúan siendo la principal fuente de beneficios para las instituciones, el crecimiento ha mostrado signos de estancamiento en los últimos meses.
Desde mediados de 2021, el Banco de México (Banxico) implementó un ciclo de ajustes en la tasa de interés, que tuvo como objetivo combatir la inflación que en 2023 alcanzó su punto más alto. Este incremento de tasas, que llegó a 11.25 por ciento, favoreció inicialmente a la banca, propiciando aumentos de más del 30% en los ingresos por intereses durante varios meses, e incluso cifras superiores al 40% en momentos destacados.
Sin embargo, la tendencia cambió en mayo de 2025, con un crecimiento de apenas 2.76% en comparación con el mismo mes del año anterior, lo que sugiere un enfriamiento en la dinámica que había beneficiado a las entidades financieras. Este escenario se sitúa mientras la tasa objetivo del Banco de México se ubica en un 8.00 por ciento.
La evolución de los ingresos por intereses es notable: en diciembre de 2021, estas cifras eran de 806,283 millones de pesos, y para 2024, se habían más que duplicado. De estos importantes ingresos, la mayor parte provienen de créditos otorgados a empresas, consumo y vivienda. A pesar de este crecimiento, los gastos por intereses —los rendimientos pagados a los ahorradores— también han incrementado, alcanzando 397,931 millones de pesos en mayo de 2025.
Este crecimiento moderado en los ingresos por intereses subraya una realidad financiera compleja. En este contexto, la utilidad total de la banca hasta mayo de 2025 fue de 126,367 millones de pesos, destacando el papel crucial que siguen desempeñando los intereses cobrados, junto a las comisiones y otros ingresos financieros.
La transformación en el panorama de intereses cobrados y pagados podría tener implicaciones significativas para el futuro de la banca en México. A medida que la economía avanza y la política monetaria se ajusta, estos factores seguirán siendo esenciales para entender la salud financiera del sector.
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