La investigación sobre la antropología dental en un contexto post-sacrificial en Chichén Itzá revela una fascinante diversidad poblacional en esta emblemática ciudad maya durante el periodo Clásico Tardío-Terminal (700-1100 d.C.). Este exhaustivo estudio, realizado por un equipo de antropólogos físicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destaca las diferencias morfológicas en la dentición de los individuos infantiles encontrados en un chultún —un antiguo depósito de agua— en comparación con sitios prehispánicos de la región.
Los autores de esta investigación, Alfonso Gallardo Velázquez, Martha Pimienta Merlín y Oana del Castillo Chávez, complementan el análisis dental con un estudio genómico que indica conexiones familiares cercanas entre los niños, incluidos pares de gemelos idénticos. Esto resulta especialmente significativo, dado que en el área maya la recuperación de esqueletos completos es compleja; por ello, se recurre al análisis de dientes, que son más resistentes a la degradación.
En total, se contabilizaron 1,759 piezas dentales aisladas de un osario descubierto en 1967, de las cuales 693 eran deciduas y 1,066 permanentes, todas pertenecientes a niños de entre 3 y 14 años. Este meticuloso trabajo permitió identificar, al menos, 75 individuos en el lugar. Para establecer relaciones biológicas entre diversas poblaciones, se llevaron a cabo análisis univariantes y multivariantes de las dimensiones de los dientes y rasgos morfológicos, comparándolos con colecciones de otros 16 sitios del periodo Clásico.
Los resultados de estas investigaciones, que serán detallados en un artículo de la revista Ancient Mesoamerica, indican que los niños del chultún de Chichén Itzá no pertenecen a las poblaciones de las Tierras Bajas o Altas de la región. Esto sugiere que, posiblemente, los niños sacrificados pudieron haber sido inmigrantes, lo cual plantea varias hipótesis. Una posibilidad es que fueran ofrecidos en sacrificio por grupos locales que controlaban la ciudad; otra sugiere que estos fueron trasladados desde etnias distintas para ser sacrificados. Finalmente, se plantea que ellos mismos podrían haber sido parte de una comunidad migrante en Chichén Itzá.
Los investigadores también sugieren la posibilidad de que estos niños formaran parte de redes comerciales que florecieron en la ciudad a partir de 800 d.C., resaltando la importancia de Chichén Itzá en las rutas comerciales de la península de Yucatán.
Con la primera fase del proyecto completada, la segunda se enfocará en comparar la antropología dental para entender mejor la identidad cultural de los niños sacrificados y el significado simbólico del depósito ritual. Este enfoque holístico promete enriquecer el diálogo sobre el pasado maya, resaltando la complejidad de sus interacciones y la variedad de influencias culturales en esta época.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.


