Durante el Coloquio Internacional Malintzin: Mujer Palabra, que tuvo lugar en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se discutió la figura de la histórica mujer conocida como Malinche. Este evento, organizado por el gobierno federal, culminó el pasado viernes con una interesante mesa redonda que reunió a diversas voces académicas y activistas, quienes coincidieron en la necesidad de replantear el discurso en torno a su legado.
La lingüista y escritora ayuuk, Yásnaya Aguilar Gil, participó remotamente desde Barcelona. Durante su intervención, destacó cómo la figura de Malintzin, traductora de Hernán Cortés, ha estado marginada en la tradición escrita desde el periodo colonial hasta el siglo XIX. Este silencio, según Aguilar, fue seguido de su resurgimiento en el discurso nacionalista, donde se la presentó como traidora a su pueblo. Esta interpretación ha sido utilizada por corrientes políticas de derecha, incluyendo el reciente musical “Malinche” de Nacho Cano, el cual tiene conexiones con la ultraderecha en México y España.
En contraposición a la narrativa dominante que intenta reducir su figura a la de “una mujer enamorada” y “madre del mestizaje”, Aguilar subrayó la necesidad urgente de “disputar su figura”. Resaltó que danzas y textiles son “dispositivos de memoria” a través de los cuales las comunidades indígenas continúan honrando y reinterpretando la imagen de Malintzin. En estas manifestaciones culturales, su figura se presenta no como una traidora, sino como un honor que “construye una memoria colectiva”.
Por su parte, la abogada y poeta Yelitza Ruiz consideró que revisar la historia de Malintzin es un paso fundamental hacia la reparación del daño que la ha relegado a la figura de traidora. Al hacerlo, cuestionó la noción de traición misma, subrayando que “nadie que esté en cautiverio puede tener la posibilidad de traicionar”. Además, abordó temas como la misoginia y el racismo que han distorsionado la comprensión histórica, vinculando el legado de Malintzin con la deuda que enfrenta la tierra de las mujeres en México, donde solo el 36% de la tierra ejidal o comunal está legalmente en manos femeninas.
Inés Hernández Ávila, académica y activista indígena-chicana, recordó que la visión ofrecida por Octavio Paz en su obra “El laberinto de la soledad” sobre Malintzin provocó en las mujeres chicanas una reacción intensa en los años 70. Este “choque tremendo” llevó a una “furia de respuestas” que reivindicaron a Malintzin como una mujer autónoma y brillante, que poseía un poderoso sentido de negociación.
Finalmente, Nadia López García, poeta ñuu savi y coordinadora de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, puso de manifiesto que a pesar de las múltiples narrativas sobre Malintzin, falta su propia voz. En este sentido, propuso que es esencial para las mujeres indígenas de hoy “narrarse a sí mismas,” transformando así el relato colectivo y la memoria histórica desde perspectivas que han sido silenciadas por demasiado tiempo.
Este coloquio no solo pone de relieve la relevancia de Malintzin en el contexto cultural y social contemporáneo, sino que también invita a reflexionar sobre cómo las historias de las mujeres indígenas pueden ser retadas y reconfiguradas en el siglo XXI. El diálogo abierto sobre su figura continúa siendo una herramienta poderosa para la defensa de los derechos de las mujeres y la diversidad cultural en nuestro país.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.

![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Ofertas-disponibles-durante-toda-la-semana-75x75.jpg)
