17 de noviembre conmemoramos el Día Mundial del Niño Prematuro. La razón de este día es poner de manifiesto el alto número de niños que nacen antes de tiempo y los altos índices de mortalidad de los partos pretérmino. Esta efeméride fue impulsada por la Fundación Europea.
Los bebés que no nacen a término —de la semana 39 a la 41 de gestación—, unos 22.000, representan el 7% de los nacidos en España cada año. Cada año nacen 15 millones de bebés antes de tiempo en todo el planeta: los más vulnerables son aquellos que nacen antes de la semana 28 y son considerados prematuros extremos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prematuridad es la principal causa de defunción en los niños menores de cinco años, y provocó en 2013 cerca de un millón de muertes.
Durante mucho tiempo se ha relacionado el aumento de la prematuridad con los partos múltiples, asociados estos a las técnicas de reproducción asistida. La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) publicó en 2021 unas recomendaciones para reducir el número de nacimientos prematuros en embarazos por reproducción asistida. La indicación principal fue la transferencia de un único embrión en las técnicas asociadas a la fecundación in vitro. Por ello, la transferencia de un único embrión se ha generalizado en las unidades de reproducción asistida, con el consecuente descenso de los embarazos múltiples hasta cifras cercanas a la población general.
Un trabajo publicado por Wang, científico chino, y sus colaboradores en la prestigiosa revista JAMA en febrero de 2022, en el que se incluyeron 14.370.920 parejas de madres y recién nacidos, asoció el tratamiento de fertilidad con nacimientos únicos prematuros. Los recién nacidos que fueron concebidos mediante un tratamiento de fertilidad tuvieron tasas más altas de parto muy prematuro y extremadamente prematuro que los que nacieron sin la utilización de estas técnicas. Sin embargo, no encontraron explicación para esta asociación.
Más sorprendente es el estudio de Sanders y colaboradores, publicado en marzo de este año, cuyo objetivo fue describir las asociaciones entre el tratamiento de fertilidad (fertilización in vitro, inseminación intrauterina o solo medicamentos para la ovulación) y el parto prematuro, en comparación con ningún tratamiento en mujeres infértiles. Los resultados demostraron que las mujeres que usaron fertilización in vitro tenían 4,24 veces más probabilidades de tener un parto prematuro que aquellas que no usaron ningún tratamiento. El uso de la inseminación intrauterina fue 3,17 veces más probable de tener un parto prematuro que aquellos que no utilizaron ningún tratamiento en el momento de la concepción. Los fármacos estimulantes de la ovulación tenían 2,17 veces más probabilidades de terminar en un parto prematuro. Tener infertilidad por factor femenino también se asoció con mayores probabilidades de tener un parto prematuro. Los autores recomiendan para aquellas mujeres que tienen problemas para concebir probar tratamientos menos invasivos —como la terapia para inducir la ovulación y la inseminación, lo cual podría reducir el riesgo de parto prematuro.
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