Diana de Gales y Sarah Ferguson mantenían una fuerte amistad en los años noventa. Se conocieron cuando eran adolescentes, y fue Diana quien le presentó a su exmarido, el príncipe Andrés. Su estrecha relación las situó en el ojo mediático e hizo que más de una tribuna en los medios de comunicación hiciera comparaciones, críticas e intentos por separarlas y hacer ver —erróneamente— que estaban enfrentadas. Pero ahora, 24 años después de la muerte de Lady Di y tras confesar hace unos meses que ambas formaban un fuerte equipo ante las adversidades, se ha puesto en su piel para hablar sobre el hijo de la que una vez fue princesa de Gales.
La duquesa de York se ha referido durante una aparición el 15 de diciembre en el programa de entrevistas italiano Porta a Porta a la “felicidad” que desborda el príncipe Enrique desde que está con Meghan Markle, y ha compartido lo que cree que su difunta madre opinaría sobre el hecho de que ambos se alejaran de la realeza para mudarse a California (EE UU). “Lo más importante, y sé que Diana diría esto si estuviera aquí, es que son felices juntos. Y ella le hace feliz a él. Y me encanta ver que ese niño que lloró en el funeral [de su madre] está contento por fin”, ha asegurado Ferguson, de 62 años, tras rememorar el sombrío momento en el que el entonces joven Enrique caminó tras el ataúd de su madre en 1997.
Mejores amigas desde los noventa
“Éramos mejores amigas desde que ella tenía 14 años y yo 15″, aseguró la duquesa en una charla para la revista People el pasado mes de julio. Años después se convirtieron en las “esposas de los Windsor”, como indicaban algunos tabloides de la época, y se aferraron al apoyo que se ofrecían mutuamente. “Diana y yo teníamos nuestros propios problemas de salud mental, y ella y yo solíamos hablar”, recordó entonces la duquesa, haciendo referencia a un tema poco normalizado en aquellos tiempos. “Ella me decía: ‘Fergie, recuerda una cosa: cuando estás arriba del pedestal, es muy fácil caer. Y tú estás abajo. Simplemente, sube”, narró abiertamente.
“En los años ochenta estaba Diana, preciosa, y luego estaba la gorda y desgarbada Fergie”, reflexionó Ferguson sobre cómo era presentada ante el mundo por la prensa, convirtiéndola en un blanco de burlas y mostrando una imagen que contrastaba con la siempre perfecta Lady Di. “Simplemente estábamos allí para que hubiera gente que ganara muchísimo dinero. En ese momento, ninguna de las dos nos dimos cuenta de ello”, reconoció durante la charla.
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