En el ámbito de la salud, la industria de dispositivos médicos (DM) se distingue por su amplia diversidad, que va desde catéteres y jeringas hasta sofisticados equipos de diagnóstico con software avanzado. A nivel mundial, esta industria produce alrededor de 2 millones de modelos diferentes, lo que exige un enfoque único en su administración y regulación, especialmente en países como México, donde juega un papel crucial en la economía.
La complejidad logística de los dispositivos médicos es notable; por ejemplo, su caducidad tiende a ser corta y pueden requerir condiciones de almacenamiento muy específicas. Joao Carapeto, nuevo presidente de la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID), enfatiza que la gestión de un DM no se puede comparar con la de un medicamento, como el paracetamol. La regulación de estos dispositivos es crítica, dado que su adecuada supervisión es vital para garantizar la seguridad y eficacia en el ámbito sanitario.
Los dispositivos médicos se encuentran en un entorno de rápida innovación, lo que presenta un desafío para las políticas de salud que tradicionalmente han girado en torno a los medicamentos. En este sentido, la regulación debe adaptarse, lo que ya ha comenzado a hacer Cofepris, aunque aún hay pasos por dar hasta que el Consejo de Salubridad General (CSG) ajuste su normatividad para reflejar esta evolución.
En octubre de 2024, AMID presentó diez propuestas a la presidenta de México y al secretario de Salud, que buscan mejorar la planificación y ejecución de las compras de insumos médicos para el sector público. Las propuestas destacan la necesidad de optimizar los procesos regulatorios y fortalecer la logística en colaboración con distribuidores. La experiencia de una megacompra cancelada para 2025 resalta las falencias en la planeación que deben corregirse para evitar futuros contratiempos.
Con más de 15,000 millones de dólares generados e impactando a 130,000 empleos directos, la industria de DM se posiciona como un pilar tanto económico como de salud pública. Sin embargo, enfrenta un reto significativo: una deuda del Gobierno que asciende a 1,600 millones de pesos con los proveedores, situación que dificulta la inversión en manufactura y logística.
A pesar de estos obstáculos, AMID busca ser un aliado en la solución de las problemáticas de abasto y planeación. Reconocen que los distribuidores son actores clave en la cadena de suministro y trabajan para que los DMs no sean confundidos con la industria farmacéutica, defendiendo su propia identidad y necesidades.
El futuro del sector de dispositivos médicos en México parece estar en un punto de inflexión, donde la colaboración entre la industria y el Gobierno será vital para garantizar un sistema de salud más ágil y efectivo. Con lecciones ya aprendidas y un enfoque proactivo, el sector está listo para contribuir significativamente al bienestar de la población y al crecimiento económico, en sintonía con las metas del T-MEC y los compromisos de “República Sana”.
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