El gobierno de Estados Unidos ha tomado la decisiva medida de retirarse de la Unesco, la agencia cultural y educativa de la ONU. Esta decisión, anunciada ayer, se basa en la percepción de que la organización tiene un marcado sesgo contra Israel y promueve causas descriptas como “divisivas”. La reacción de la Unesco ha sido una clara manifestación de pesar por esta salida, que se espera será efectiva a finales de 2026.
Este movimiento marca la segunda vez que la administración de Donald Trump se desvincula de la Unesco. El presidente ya había decretado la retirada en 2018, bajo argumentos similares relacionados con sesgos el tratamiento de Israel y el antisemitismo dentro de la organización. Por otro lado, su sucesor, Joe Biden, restableció la membresía de Estados Unidos en 2021.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, lamentó profundamente esta nueva decisión, aunque aclaró que la organización ya se había preparado financieramente para tal eventualidad. La contribución estadounidense representa solo el 8% del presupuesto total de la Unesco —aproximadamente 75 millones de dólares al año— lo cual, según Azoulay, entre otras medidas, permite que la agencia mantenga sus operaciones incluso sin el apoyo de Washington.
Esta decisión coincide con un pedido realizado por Trump en febrero de 2026 para revisar los compromisos de Estados Unidos en varias instancias de la ONU. La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, subrayó que la Unesco se centra en causas que, a su juicio, están emancipando una “agenda ideológica globalista”. Además, Bruce criticó la admisión de Palestina como Estado dentro de la Unesco, argumentando que ha potenciado una retórica negativa hacia Israel en la organización.
El canciller israelí, Gideon Saar, celebró la decisión estadounidense, considerándola un paso necesario para reconocer el derecho de Israel a un trato justo en el contexto de la ONU. A su vez, Azoulay replicó que estas afirmaciones no reflejan la realidad de los esfuerzos de la Unesco para la enseñanza del Holocausto y la lucha contra el antisemitismo.
Este retiro marca un hito, ya que es la tercera vez en cuatro décadas que Estados Unidos abandona la Unesco. La primera vez ocurrió en 1984 bajo la presidencia de Ronald Reagan, quien citó razones de “inutilidad” y “excesos” en el presupuesto de la organización. El país se reincorporó en 2003.
A pesar de abandonar la Unesco, Estados Unidos seguirá participando en el Comité del Patrimonio Mundial, que determina los sitios que merecen protección internacional. La Unesco, consciente de los giros políticos de Washington, ha estado reduciendo su dependencia de los fondos estadounidenses, incrementando contribuciones voluntarias, aunque la decisión del gobierno estadounidense podría impactar negativamente en sus actividades futuras y forzar la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento.
Esta situación se revela como un nuevo capítulo en la difícil relación entre la administración de Estados Unidos y las instituciones de la ONU, destacando la complejidad del contexto cultural y político global actual.
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