Todos en Bulgaria saben quién es Slavi Trifonov. Cantante, actor, presentador del popularísimo programa El show de Slavi, lleva 30 de sus 54 años siendo un rostro familiar en los hogares búlgaros. Su último exitoso desafío ha sido alzar al partido que creó en 2019 y al que bautizó con el nombre de uno de sus discos, Existe Tal Pueblo (ITN), como segunda fuerza política del Parlamento búlgaro tras obtener 51 escaños en las elecciones del 4 de abril. Las urnas premiaron así un discurso antisistema como el que funcionó a otros líderes como Donald Trump o Viktor Orbán, a pesar de que poco se sabe de su programa político ni de sus intenciones. Trifonov se ha limitado a lanzar soflamas populistas en las que aboga por una mayor integración en la Unión Europea, reclama que el número de parlamentarios se reduzca a la mitad, de 240 a 120, y denuncia la corrupción de las élites en un país que considera en manos de una oligarquía que cuenta entre sus filas con varios y destacados antiguos dirigentes del Partido Comunista.
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El éxito de su partido en los comicios fue una sorpresa, ahora pendiente de revalidar en unas nuevas elecciones previstas para el 11 de julio. La victoria pírrica de Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) -el partido del primer ministro búlgaro, el populista Boiko Borisov– que obtuvo 75 escaños, 20 menos que en las anteriores legislativas de 2017- y la entrada de otros dos nuevos partidos-protesta dejaron un Parlamento tan fragmentado que tras las elecciones fue imposible armar una mayoría capaz de formar Gobierno. El 5 de mayo, el presidente búlgaro, el independiente Rumen Radev, anunció la celebración de los nuevos comicios, días antes de disolver el Parlamento y designar al general retirado Stefan Yanev como primer ministro en funciones.
Del resultado de esas nuevas elecciones depende el futuro del sistema político de Bulgaria, un país que ha permanecido estable aunque de forma precaria. Con siete millones de habitantes, es el Estado más pobre de la UE, con solo 9.828 dólares (8.046 euros) de renta per cápita, frente a los 24.205 euros de España, según datos del Banco Mundial. Además, arrastra un problema de corrupción y clientelismo entre los miembros de su clase política. Columna Digital tiene uno de los peores índices de lucha contra la corrupción en Europa, junto con Hungría y Polonia, según el organismo de control Transparencia Internacional.
A todo ello se suman los efectos económicos y sociales de la pandemia de la covid-19. Bulgaria lamenta una de las tasas más altas de mortalidad por esta enfermedad de los países de la Unión y, a mediados de mayo, los fallecidos por esa causa eran ya más de 17.300, de acuerdo con las cifras de la Universidad Johns Hopkins. Esta explosiva situación política, económica y social suscitó el verano pasado una oleada de protestas antigubernamentales para exigir una regeneración política e institucional.
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