La Comisión Europea autorizó la comercialización de daridorexant, un medicamento dirigido a los adultos con insomnio crónico, que afecta a entre el 6% y el 12% de la población europea. Este fármaco bloquea la activación de los receptores de la orexina, un tipo de hormona que mantiene la vigilia, y permite así que llegue el sueño. En un artículo publicado en la revista The Lancet Neurology se presenta el fármaco como un somnífero seguro, que induce el sueño y lo mantiene a lo largo de la noche y que no causa somnolencia al día siguiente. Además, tampoco produciría tolerancia, algo que hace que muchos fármacos pierdan efectividad con el uso.
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Odile Romero, coordinadora de la Unidad del Sueño en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, ha participado en los ensayos clínicos con este fármaco, y cree que los expertos tienen ganas “de que se pueda comercializar, porque los estudios ofrecen unas expectativas muy positivas y no aparecían tratamientos nuevos desde hacía años ”. En su opinión, después de estudios de hasta un año, se ha visto “que no se necesita aumentar la dosis con el tiempo y no se genera dependencia” y que “no existe efecto rebote [y una mayor somnolencia] cuando se deja de tomar el fármaco”. Milagros Merino, presidenta de la Sociedad Española del Sueño, también considera el daridorexant una incorporación positiva al arsenal de tratamientos contra el insomnio, sobre todo porque “habitualmente, hasta ahora, los tratamientos utilizados no estaban basados en la fisiopatología del insomnio”. Este nuevo medicamento “permite incidir directamente sobre la orexina, un neurotransmisor que mantiene la vigilia”.
“Si no duermes bien es porque algo pasa. El problema de la sociedad moderna es el estrés, y el insomnio es una respuesta a eso”
Luis de Lecea, Universidad de Stanford
Incorporación de un nuevo fármaco
La incorporación de este nuevo fármaco contra el insomnio también muestra cómo el estudio de la biología básica acaba, con el tiempo, teniendo aplicaciones prácticas. Las orexinas fueron descubiertas en modelos animales hace más de dos décadas por dos investigadores de forma simultánea. Uno de ellos es el español Luis de Lecea, líder del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford. De Lecea, que ha realizado labores de consultoría para la compañía que ha desarrollado el fármaco pero no ha participado en los ensayos, considera que los resultados son buenos. “Se evita el despertar en mitad de la noche [algo que pasa con otros fármacos actuales] porque tiene una vida media bastante larga, pero no te deja grogui al día siguiente, como pasa con las benzodiazepinas”, explica De Lecea.
Si el daridorexant no tiene efectos secundarios, o son mínimos, si no genera tolerancias y al día siguiente uno se despierta lleno de energía para afrontar el día, cabría preguntarse por qué no deberíamos tomarlo todos cada vez que tengamos dificultad para conciliar el sueño. De Lecea insiste en que el estudio con el que se ha apoyado la aprobación del fármaco es de buena calidad, pero recuerda, por un lado, que no se pueden descartar efectos secundarios a largo plazo y que, en cualquier caso, “interferir sobre el sueño tiene consecuencias”. “Si no duermes bien es porque algo pasa. El problema de la sociedad moderna es el estrés, y el insomnio es una respuesta a eso”, continúa.
La falta de sueño es una epidemia
El investigador de la Universidad de Stanford afirma que “las cifras de las personas con problemas de sueño reflejan una epidemia brutal”, y que “los problemas de sueño suponen problemas adicionales de depresión, del sistema inmune o susceptibilidad al sobrepeso”. En su opinión, el insomnio se debe tratar como un problema de salud pública, con una reflexión sobre lo que nos provoca el estrés: nuestra obsesión con la productividad y el crecimiento, los horarios de trabajo o el uso de la luz eléctrica. “Una pastilla no es una solución colectiva y no podemos pretender que la sociedad vaya continuamente drogada”, concluye.
“A nadie se le ocurriría preguntar a un pariente cómo tratarse una diabetes, pero con el sueño sucede”
Milagros Merino, presidenta de la Sociedad Española del Sueño
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