Los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump representan un desafío profundo y autodestructivo al sistema internacional, sin respaldo económico que los justifique. Según señala Willem H. Buiter, los desequilibrios comerciales que Trump critica tienen un papel importante en permitir que economías con diferentes preferencias temporales se beneficien del comercio. Ignorar esta realidad económica puede resultar perjudicial, especialmente para Estados Unidos.
Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional, ha comentado que la hegemonía estadounidense se basa en la provisión de bienes públicos globales. Sin embargo, bajo la administración de Trump, Estados Unidos ha adoptado un papel de “extractor de beneficios”, imponiendo altos aranceles sin ofrecer nada a cambio. Los acuerdos comerciales, como el que se alcanzó con Japón, revelan una estrategia negociadora basada en la intimidación y la ambigüedad, lo que amenaza la estabilidad de las relaciones comerciales.
El acuerdo con Japón impone una tarifa arancelaria del 15% sobre las exportaciones japonesas y exige inversiones significativas en Estados Unidos. La cuestión es si estas condiciones son realmente una recompensa que justifique el esfuerzo de negociación.
La administración Trump ha consolidado una ventaja estratégica en estas negociaciones, valiendo el uso de aranceles elevados como herramienta para comprometer a economías que dependen del mercado estadounidense. Sin embargo, esta postura genera barreras psicológicas entre los socios comerciales, quienes son cautelosos al enfrentarse a una potencia históricamente dominante.
Frente a la ofensiva comercial, algunos países, como Canadá y China, han optado por responder con aranceles a las importaciones estadounidenses, aunque esta estrategia conlleva riesgos significativos. La única manera de mitigar el impacto de las tarifas estadounidenses, y al mismo tiempo preservar el comercio mundial, es la cooperación entre las naciones, evitando el enfrentamiento directo con Estados Unidos. Este enfoque fue adoptado por el difunto primer ministro japonés Abe Shinzō, quien promovió coaliciones a favor de un Indo-Pacífico definido como “libre y abierto”.
Las relaciones comerciales entre Japón y China, a pesar de tensiones recientes, han mostrado signos de recuperación, lo que sugiere que la cooperación puede ser más efectiva que la confrontación.
Los aranceles unilaterales de Trump están alienando a los aliados de Estados Unidos, debilitando la confianza que ha sostenido su influencia global. Los mercados financieros reflejan ya las consecuencias de esta política, evidenciadas en el aumento de los rendimientos de bonos del Tesoro y la disminución del valor del dólar.
Mientras Trump pueda cosechar “victorias” temporales a través de acuerdos comerciales, el costo de ignorar las realidades económicas debe tenerse en cuenta. Los consumidores y la economía global podrían enfrentar consecuencias severas, con el riesgo de que la posición de liderazgo de Estados Unidos nunca se recupere.
Esta reflexión, publicada el 14 de octubre de 2025, sigue siendo pertinente, considerando las dinámicas globales que influyen en el comercio internacional y las relaciones geopolíticas actuales. La cooperación y el entendimiento mutuo serán esenciales para garantizar un futuro comercial saludable en el contexto global.
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