A un año del inicio de la administración de Claudia Sheinbaum, México ha demostrado una notable capacidad para enfrentar los desafíos de la turbulenta economía global. Las finanzas públicas del país reflejan una mejora significativa, atribuida en gran parte al aumento en la recaudación, las estrategias implementadas para optimizar las finanzas de Pemex y una firme disciplina en el gasto. Este esfuerzo ha permitido a México mantener el mejor perfil de deuda entre las economías de ingreso medio alto.
A pesar de las incertidumbres arancelarias que persisten, las exportaciones han logrado sostenerse, mientras que la inversión extranjera continúa creciendo y la inversión nacional se mantiene en niveles estables. Los temores sobre la viabilidad de financiar programas sociales, el incremento del salario mínimo y las prestaciones laborales, así como la depreciación del tipo de cambio, han resultado ser infundados. Hoy, el país se erige sobre bases económicas más estables, con un enfoque renovado en la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza.
Es cierto que el crecimiento económico ha sido más lento de lo habitual, un hecho común en el primer año de cada sexenio y en contextos de incertidumbre global. Sin embargo, en esta ocasión, la situación se dista de un escenario recesivo. Un aspecto positivo es la mejora en las condiciones arancelarias en comparación con otros mercados globales, así como los esfuerzos para optimizar las relaciones comerciales con Estados Unidos a través del T-MEC, una estrategia respaldada por la Presidenta.
El entorno global ante un comercio menos abierto requiere un replanteamiento del enfoque económico local. Se vislumbra la necesidad de fortalecer el mercado interno, centrándose en sectores como el textil, el calzado, la agroindustria y la economía circular. Además, se identifican oportunidades en la sustitución de insumos y el fomento de industrias con alto contenido tecnológico y servicios avanzados, así como en áreas con ventajas arancelarias, como la farmacéutica, los insumos médicos y la electrónica.
De cara al futuro, los principales retos incluyen el impulso de la inversión pública en infraestructura, en particular en los sectores ferroviario y energético, mediante la coparticipación privada. Para atraer inversión, tanto nacional como internacional, se están diseñando polos de desarrollo, incentivos fiscales y programas de apoyo. A su vez, se busca mejorar el acceso al crédito a través de intermediarios financieros, acelerar la inclusión financiera y alinear la oferta educativa con las demandas del mercado, con especial énfasis en las microcredenciales que fortalezcan la empleabilidad.
En un contexto marcado por la complejidad de las relaciones económicas globales, México se posiciona como uno de los países con mayor potencial para su desarrollo en los próximos años, abogando por políticas que no solo fomentan el crecimiento, sino que también promueven una distribución más equitativa del ingreso.
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