En el año 2025, el legado del escritor y dramaturgo Emilio Carballido sigue resonando con fuerza, un siglo después de su nacimiento el 22 de mayo de 1925. El teatro Orientación Luisa Josefina Hernández fue testigo de esta perdurabilidad en la función de La danza que sueña la tortuga, celebrada el 5 de octubre. Esta obra, presentada por la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, destaca no solo por su contenido, sino también por su relevante contexto social.
Ambientada en Córdoba, Veracruz, durante 1954, la trama sumerge al público en la vida de dos hermanas solteras, Rocío y Aminta, bajo la mirada vigilante de su hermano Víctor. Carballido aborda con maestría los malentendidos y situaciones inesperadas, entrelazando humor, ironía y ternura, y logrando un retrato cotidiano que resuena en la actualidad.
La directora Nohemí Espinosa comentó sobre las adaptaciones mínimas que se hicieron al texto original, enfatizando cómo los conflictos que viven los personajes siguen siendo reflejo de estructuras patriarcales vigentes en muchas familias contemporáneas. Esto permite que el mensaje de la obra sensibilice a nuevas generaciones, invitándolas a la reflexión.
La ambientación, diseñada por Mauricio Ascencio, recrea una casa típica de los años 50 con tal fidelidad que transporta a los espectadores a un pasado cercano, realzando así la cotidianidad del tiempo. La obra ha despertado emociones entre el público asistente, resonando con vivencias personales, risas y momentos de reflexión.
El relato de la obra toma inspiración de un poema de Federico García Lorca, símbolo del alma que persiste y sueña, con la tortuga como metáfora de la lucha por la vida. Espinosa, en su papel de actriz y directora, subraya la importancia de participar en esta conmemoración, destacando el aprendizaje que le ha proporcionado y la conexión profunda que la historia establece con los espectadores.
El elenco, compuesto por intérpretes como Sonia Couoh y Carmen Mastache, ha sido alabado por la profundidad y humanidad que aportan a sus personajes, haciendo que el público los sienta tan cercanos como parte de su propia vida. El drama, que quedará en la memoria colectiva, resalta la universalidad de las críticas sociales que Carballido plasmó en su obra.
La función culminó con un emotivo aplauso y un cóctel donde se intercambiaron impresiones, reafirmando la relevancia y el encanto de La danza que sueña la tortuga, que estará en cartelera hasta el 23 de noviembre. Las entradas están a la venta por 150 pesos.
Este evento no solo celebra la obra de Carballido, quien falleció en 2008, sino que también es un recordatorio del impacto que su literatura ha tenido, extendiéndose más allá del teatro hacia la narrativa y el cine. En el marco del Festival Internacional Cervantino, la obra continuará su recorrido en el teatro Cervantes de Guanajuato los días 11 y 12 de octubre, llevando consigo el legado de un dramaturgo cuyo ingenio continúa resonando en las generaciones presentes.
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