En un contexto donde el patriotismo y la economía se entrelazan, el programa ‘Hecho en México’ ha cobrado una importancia vital. Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), ha subrayado la relevancia de fomentar el consumo de productos manufacturados localmente. Sin embargo, ha cautelado sobre la necesidad de no desatender la producción regional en América del Norte. Este delicado equilibrio es esencial para asegurar que el desarrollo económico sea inclusivo y beneficioso para todos los involucrados.
Recientemente, se firmó un convenio entre las principales cadenas de tiendas de autoservicio y departamentales y el gobierno federal. Este acuerdo incrementa el contenido nacional en sus productos del 50% al 70% como parte del Plan México. Cervantes ha reafirmado la capacidad de los supermercados para cumplir con esta nueva directriz, asegurando que están preparados y comprometidos a respaldar la iniciativa. Este impulso se traduce en un aumento de productos ‘Hecho en México’ en la oferta nacional, muchos de los cuales ya están presentes en los anaqueles de supermercados de Estados Unidos, convirtiéndose en líderes en su segmento.
El presidente del CCE también ha enfatizado el valor de esta estrategia, aunque ha hecho hincapié en la importancia de cuidar la producción destinada a Estados Unidos. Este enfoque dual es vital, ya que resalta cómo México no solo produce para su mercado interno, sino que también representa un socio estratégico en la región de América del Norte.
Con la próxima revisión del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para el próximo año, Cervantes ha señalado la necesidad de incluir sectores emergentes, como los semiconductores y la electromovilidad, que han visto un crecimiento significativo desde la firma del tratado en 2018. Esta inclusión no solo modernizaría el acuerdo, sino que también reflejaría la evolución de las industrias que son cruciales para el futuro económico de la región.
En un desarrollo paralelo, la suspensión de importaciones de ganado mexicano debido al gusano barrenador ha generado inquietudes en el sector agropecuario. Sin embargo, Cervantes confía en que las negociaciones entre el gobierno mexicano y el estadounidense conducirán a un acuerdo favorable. Es destacable cómo la presidenta Claudia Sheinbaum y su equipo han manejado esta situación, mostrando una capacidad notable para resolver disputas y enfrentar desafíos comerciales.
El panorama complejo de la economía mexicana se ve nutrido por múltiples factores, desde las presiones arancelarias hasta la búsqueda de acuerdos estratégicos en temas cruciales como la seguridad y las remesas. A pesar de los retos, el diálogo constante entre el sector empresarial y sus contrapartes en Estados Unidos ha puesto de relieve la importancia del T-MEC como motor de integración comercial y desarrollo manufacturero.
Con más de 40 sectores posicionados entre los diez primeros a nivel mundial, México no solo se erige como un competidor formidable en la región, sino que también se consolida como un jugador clave en la economía global. Así, mientras el país avanza hacia una mayor autosuficiencia, la colaboración regional se mantiene en el centro del debate económico, creando un escenario en el que la prosperidad compartida es posible.
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