“Envejecer es un don, abrazo mi historia.”

El ocaso del día ha dado paso a un ambiente cálido y acogedor, propicio para la reflexión. En este contexto, Zoe Saldaña se presenta como una artista que, después de un tiempo, se permite un espacio para sí misma. Este diálogo se desarrolla como una pausa en un recorrido frenético, donde la prisa se presenta como un obstáculo para la introspección y el autoconocimiento.

Al respecto, Zoe expresa: “Estoy okay, me siento bien. Creo que muchas personas están como yo, en este momento, en donde es fácil dejarse ir por el peso de los conflictos”. Esta afirmación revela una dualidad del presente: la gratitud hacia su familia y proyectos en marcha, acompañada por la carga emocional que todos llevamos en el mundo actual. La artista confiesa que durante mucho tiempo le temía a la pausa, convencida de que detenerse implicaba que algo no estaba bien. Sin embargo, ha llegado a entender que esta pausa es esencial para el movimiento y el crecimiento personal.

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Zoe Saldaña ha decidido encauzar su energía creativa hacia la narración de historias propias y de otras mujeres en el cine, en un camino marcado por la reflexión y la posibilidad. Tras períodos prolongados de trabajo incesante, revela que después de unos meses de descanso, su deseo por crear y dirigir se ha reactivado. “Decidí tomar las cosas un poquito más suave”, comparte, evocando el sabor del mar Caribe que le es tan familiar. En este sentido, toma en sus manos el poder de contar historias y contribuir a crear espacios en la industria cinematográfica para cineastas que han sido subrepresentadas.

Esta iniciativa se materializa a través de Cinestar Pictures, la productora que comparte con sus hermanas. Este espacio se ha convertido en un refugio para la introspección y la creación, diseñado para dar voz a narrativas que, hasta ahora, han estado en segundo plano. La artista está decidida a hacer de su experiencia un canal para las historias de otras mujeres, fortaleciendo así la diversidad en el cine.

La historia de Zoe Saldaña es un recordatorio de la importancia de la pausa en la vida profesional y personal, sirviendo como un faro de inspiración para aquellos que buscan equilibrar su propia trayectoria creativa frente a un mundo que a menudo valora la velocidad sobre la calidad y la reflexión.

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