En la actualidad, el mundo se ve marcado por figuras de liderazgo inquietantes, entre las que destaca un rey locuaz y aislado que, a pesar de su desvarío, escucha ecos que no logra comprender. Este personaje, reminiscente de figuras literarias como Hamlet, Segismundo y el Ubú de Alfred Jarry, se encuentra en una situación de intrépido caos, donde la aparición de un Próspero interior lo sumerge en un mar de recuerdos anticipados.
La acción de la obra comienza con un sonido envolvente que evoca la esencia del teatro, como recordó Ítalo Calvino: un espacio donde se entrelazan sueños y realidades, donde el protagonista se pierde en un torrente de voces que ensayan la tragedia isabelina. Junto a un elenco que recuerda al drama shakespeariano, el rey se encuentra en una búsqueda por encontrar su camino entre fantasmas que amenazan con desvelar la traición y el destino incierto que le aguarda.
En su mente, los ecos danzan en busca de un sentido. Próspero, atrapado en una pantomima de la memoria, lidia con la presión de una aparente conspiración, aunque su voz permanece perdida en un teatro de silencios. Su último canto revela una búsqueda incesante de significado en un futuro que parece excluirlo.
La Compañía Nacional de Ópera del INBAL se atreve a romper las convenciones al presentar “Un re in ascolto” de Luciano Berio, donde la innovación escénica se manifiesta en cada rincón de la representación. Este montaje, que desafía la rutina operística, se basa en un continuo dramático que dialoga con obras clásicas como “La Tempestad” de Shakespeare y crea un entramado sonoro cautivador.
Berio, un prolífico compositor del siglo XX, dejó su huella indeleble en la música moderna, fusionando géneros desde la canción popular italiana hasta la música electrónica. A través de su colaboración con Calvino, exploró la conexión entre sonido y significado, llevando a la audiencia a un viaje multisensorial que desafía las limitaciones de la experiencia auditiva.
El escenario de Bellas Artes, bajo la dirección de Wolfgang Wengenroth y la dirección escénica de Martín Bauer, se convierte en un lienzo vibrante donde diferentes formas artísticas convergen. Las interpretaciones de un elenco destacado, que incluye a Josué Cerón como Próspero y Cecilia Eguiarte como la Protagonista, traen vida a un relato que examina la locura y la magia de un rey que camina en la cuerda floja entre la realidad y el arte.
Este hito en la ópera contemporánea en México no solo enriquece el panorama cultural, sino que también invita a la reflexión sobre el papel del arte en la sociedad, el poder de la memoria y la construcción de un futuro en el que la voz humana sigue siendo el hilo conductor de la experiencia artística. La obra, aunque enraizada en tiempos de incertidumbre, nos recuerda que la música y el teatro tienen la capacidad de ofrecer luz en la oscuridad de la confusión, evocando una conexión profunda con los ecos de la humanidad.
Esta representación, estrenada en 2025, sigue siendo un modelo de innovación y valentía en el arte operístico, donde se desafían las normas y se celebra la diversidad de lo humano a través de la creación.
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