Las muertes atribuibles a las temperaturas —tanto las frías como las cálidas— superan el 7% del total de los fallecimientos en Europa. Es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Health y que parte de los datos de mortalidad de 147 regiones de 16 países europeos, entre los que está España. En total, y para el periodo de 15 años (1998-2012) analizado para este artículo, los autores estiman cuatro millones de muertes anuales relacionadas con las temperaturas.
El calor y el frío no tienen en estos momentos la misma incidencia en la mortandad: las bajas temperaturas están relacionadas con hasta 10 veces más fallecimientos que el calor. Pero los autores del informe advierten de que la crisis climática hará cambiar esta situación. Los fallecimientos asociados al frío caerán mientras se incrementan los decesos relacionados con el calor. Y, si la humanidad sigue sobrecalentando la tierra con sus gases de efecto invernadero al mismo ritmo que hasta ahora, el resultado no será positivo: el aumento de las muertes derivadas del calor a final de siglo superará a la reducción de los fallecimientos vinculados al frío en Europa.
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Èrica Martínez Solanas, una de las autoras del artículo e investigadora del Programa de Clima y Salud del ISGlobal, explica que “a corto plazo, se espera un descenso de las muertes derivadas del calor”. Sin embargo, la situación varía a partir de mediados de siglo: “Habrá un punto de inflexión de muertes atribuibles al calor que hará que haya más mortalidad relacionada con el calor que con el frío”.
Martínez explica que existen algunos estudios que apuntan a un equilibrio e, incluso, a un efecto positivo sobre los decesos gracias al proceso de calentamiento que vive el planeta —es uno de los argumentos que emplean los defensores de los combustibles fósiles y aquellos que no quieren que se apliquen políticas drásticas contra el cambio climático—. Pero esta investigadora sostiene que “todo depende del horizonte temporal que se utilice”. Es decir, si se tiene en cuenta el incremento de las temperaturas previsto en los diferentes escenarios para final de siglo ese efecto positivo en la mortalidad se diluye, según su estudio.