La juventud en España enfrenta una encrucijada económica alarmante, marcada por profundas desigualdades intergeneracionales y un entorno laboral precario. Expertos del CGE y Fedea han subrayado la urgencia de implementar reformas estructurales que aseguren un futuro más prometedor para los jóvenes, quienes, a pesar del progreso social en décadas recientes, se encuentran cada vez más atrapados en un ciclo de dificultades económicas.
Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del INE de mayo de 2025, en el año 2023, los jóvenes de entre 20 y 24 años recibieron una renta bruta media de tan solo 15.364,17 euros, lo que representa un 45 % menos que el salario medio nacional, fijado en 28.049,94 euros. Aunque muchos jóvenes no alcanzan niveles de ingresos que los obliguen a tributar por el IRPF, deben asumir una carga fiscal considerable a través de las cotizaciones sociales y el IVA. Esto reduce su renta disponible y limita sus opciones de ahorro y emancipación.
Uno de los principales desafíos que enfrenta este sector de la población es la elevada precariedad laboral. En 2024, el 60,5 % de los contratos de los menores de 30 años eran temporales, un fenómeno que afecta a su estabilidad y capacidad para acceder a una vivienda que, además, se torna cada vez más inalcanzable. Cuatro de cada diez hogares destinan, de media, el 40 % de sus ingresos mensuales al pago del alquiler. La discrepancia entre la formación académica y la demanda del mercado laboral también se destaca, evidenciándose en un 37 % de brecha en habilidades tecnológicas, según McKinsey en 2025.
Ante esta realidad, los expertos han propuesto una serie de reformas en políticas públicas que busquen frenar la transmisión intergeneracional de la desigualdad y evitar que el talento joven se vea obligado a emigrar. Entre las principales propuestas se encuentran:
Impulsar la Formación Profesional Dual y Universitaria, facilitando vínculos más sólidos entre centros educativos y empresas.
Actualizar los contenidos educativos para incluir un enfoque mayor en competencias digitales y sostenibles.
Mejorar la orientación profesional desde edades tempranas, adaptándola a las demandas del mercado.
Crear incentivos fiscales al ahorro para facilitar la emancipación y el emprendimiento, especialmente para jóvenes de rentas bajas o medias-bajas.
Reducir el déficit estructural del país, evitando trasladar cargas fiscales a las futuras generaciones y asegurando una mayor inversión en educación, empleo y sostenibilidad.
Aumentar la construcción de vivienda asequible en áreas de alta demanda, promoviendo la colaboración público-privada.
Ampliar las ayudas al alquiler para jóvenes, priorizando a los hogares por debajo de la renta mediana.
Facilitar el acceso a la vivienda mediante medidas fiscales progresivas dirigidas exclusivamente a quienes tienen menor capacidad de renta.
- Reforzar el Sistema Nacional de Garantía Juvenil y establecer un diálogo intergeneracional que valore las opiniones de los jóvenes en la formulación de políticas públicas.
Durante un reciente encuentro, el presidente del CGE, Miguel Vázquez Taín, destacó que la legislación fiscal específica para jóvenes es limitada y fragmentada, destacando que la presión tributaria recae desproporcionadamente sobre las rentas bajas. A su vez, Ángel de la Fuente, director de Fedea, advirtió sobre el sesgo hacia los mayores en el sistema de protección social y enfatizó la necesidad de corregir este desequilibrio.
El análisis de este contexto revela tres brechas generacionales clave: en renta, acceso a vivienda y edad de emancipación. La precariedad laboral y la falta de alineación entre la formación y el mercado son problemas que agravan la situación de los jóvenes, complicando su acceso a un futuro económico estable.
A medida que la economía española se enfrenta a una transformación estructural, es esencial que las decisiones actuales prioricen el futuro de la juventud. Solo con reformas audaces y una clara inversión en políticas integrales se puede aspirar a un cambio significativo que permita a las nuevas generaciones construir proyectos de vida más autónomos y sustentables. Por lo tanto, la necesidad de una acción rápida y decidida es más evidente que nunca.
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