En los últimos meses, varios factores han influido en la inflación, pero, según la subgobernadora de Banco de México, Galia Borja, estos elementos están a punto de desvanecerse. La advertencia llega en un contexto donde se vislumbra una actividad económica más débil, tanto a nivel nacional como en Estados Unidos, lo que podría traer consigo una disminución en la presión inflacionaria.
En una reciente entrevista, Borja destacó que la postura del banco central se mantiene firme en su objetivo de preservar la estabilidad de precios. La incorporación de una mayor holgura en la brecha del producto significa identificar factores que puedan contribuir a reducir la presión sobre la demanda y, por ende, sobre la inflación.
Recientemente, la inflación se situó en un 4.22% durante la primera quincena de mayo, excediendo el rango objetivo establecido. Este incremento ha sido atribuido a factores externos y no a la política monetaria, como el alza en los precios del pollo, afectado por la gripe aviar en Estados Unidos y Brasil. Este producto, que juega un rol importante en la inflación no subyacente, ha tenido un impacto notable que, según Borja, se disipará en el corto plazo.
Por otro lado, la inflación de servicios ha experimentado variaciones graduales. Los precios de servicios turísticos, que subieron en abril, fueron un elemento clave en el aumento general del índice de precios, que en ese mes alcanzó un 3.80%, marcando la continuidad de un alza que se extiende por tres meses consecutivos. Sin embargo, Borja aclaró que muchos de estos incrementos se deben a un “efecto calendario”, relacionado con el periodo de Semana Santa, que este año cayó en abril, a diferencia del año anterior.
La subgobernadora también enfatizó que las esperadas condiciones de mayor holgura en la brecha del producto hacen difícil prever un aumento significativo de las presiones inflacionarias. En este sentido, la relación entre la reducción del crecimiento económico y la demanda de servicios es clara; la disminución de la actividad económica debería, en consecuencia, moderar la inflación.
A medida que la incertidumbre persiste en el entorno económico, especialmente debido a las políticas comerciales de Estados Unidos, se observa que las decisiones de inversión y consumo están en espera. Esta cautela está vinculada a la consolidación fiscal del gobierno mexicano, que implica un menor gasto federal y, potencialmente, un freno al crecimiento.
La subgobernadora advirtió que mientras algunos aranceles podrían incrementar los costos en EE.UU. y afectar la cadena de suministro, también existe el riesgo de una contracción en la economía mexicana si disminuyen las importaciones de productos mexicanos. Esto sugiere que el país debe estar preparado para manejar las distintas fuerzas económicas que operan tanto a favor como en contra de la inflación y el crecimiento.
Este análisis multiple el contexto y las dinámicas actuales del entorno económico que, aunque puede parecer complejo, es fundamental para entender el futuro de la inflación y el crecimiento en México. La situación actual requiere un seguimiento atendo, especialmente mientras se espera que los efectos transitorios en los precios se disipen y que la actividad económica se ajuste a nuevas realidades.
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