El legado del científico francés Étienne-Émile Baulieu, quien dejó una huella indeleble en la vida de millones de mujeres, se vio profundamente marcado por sus pioneras contribuciones en el ámbito de la salud reproductiva. A los 98 años, Baulieu falleció el pasado viernes en su hogar en París, dejando tras de sí una carrera dedicada al bienestar humano y a la lucha por la libertad femenina.
Reconocido por haber inventado la píldora abortiva en 1982, Baulieu fue más que un médico e investigador: fue un verdadero luchador. Según su esposa, Simone Harari Baulieu, él se dedicó a la investigación con un fuerte compromiso hacia los avances científico, buscando siempre mejorar la calidad de vida de las personas. Este compromiso fue respaldado por el propio presidente francés, Emmanuel Macron, quien lo describió como un “espíritu de progreso”.
Nacido el 12 de diciembre de 1926 en Estrasburgo, su vida estuvo marcada por su resistencia durante la ocupación nazi, lo que lo llevó a cambiar su nombre a Émile Baulieu. Después de la guerra, su carrera se expandió internacionalmente; en 1961, contó con el apoyo de Gregory Pincus, el padre de la píldora anticonceptiva, lo que lo impulsó a investigar las hormonas sexuales. Fue en este contexto donde desarrolló la molécula RU-846 que revolucionaría el aborto, convirtiéndose en una alternativa segura y menos traumática que el proceso quirúrgico.
Sin embargo, su innovación no fue recibida sin controversias. A pesar de su importancia médica, el descubrimiento de la píldora abortiva lo enfrentó a críticas intensas y amenazas, especialmente de los grupos antiabortistas en Estados Unidos. Baulieu se mantuvo firme, argumentando que su creación era esencial para la libertad de las mujeres.
A lo largo de su carrera, Baulieu no solo se ocupó de la salud reproductiva, sino que también expandió su investigación hacia el envejecimiento, la depresión y el Alzheimer. Ocupó su tiempo en estudios sobre la DHEA y neuroesteroides, buscando tratamientos eficaces para enfermedades neurodegenerativas y la salud mental. Fundó el Instituto Baulieu en 2008, con el objetivo de comprender y combatir enfermedades como el Alzheimer, reflejando su deseo inquebrantable de “ser útil” hasta el final de su vida.
Entre sus numerosos logros, se destaca el Premio Lasker, considerado uno de los premios científicos más prestigiosos en Estados Unidos, así como la Gran Cruz de la Legión de Honor en Francia. Su legado perdura no solo en sus descubrimientos, sino también en su inquebrantable espíritu de innovación y servicio hacia los demás.
Mientras el mundo continúa lidiando con los debates sobre la salud reproductiva y los derechos de las mujeres, la historia de Étienne-Émile Baulieu y sus contribuciones científicas servirán como recordatorio de la intersección entre ciencia y derechos humanos, así como del impacto que una persona comprometida puede tener en la sociedad.
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